Se acabaron los debates y cada quien sacará sus propias conclusiones.
Desde mi óptica, las tres fechas han dejado poco para el análisis de propuestas y, más bien, mucho para la comidilla en redes sociales.
Un debate implica la discusión de un tema confrontando ideas. En estos tres días de debates, ¿recuerda usted alguna idea o propuesta confrontada con argumentos racionales?
Hoy el Perú vive problemas muy serios y los debates no han ayudado a entender cómo se podrán solucionar. Lastimosamente, los debates se enfrascaron en puyazos de la vida personal y las acusaciones archiconocidas de corrupción.
Lo más preocupante es que miles de electores esperan eso de los debates: dimes y diretes entre candidatos, afirmaciones que poco o nada ayudan a construir un voto más racional y menos emocional.
¿Soy un iluso al esperar un voto más racional? Seguro muchos pensarán que sí. Yo respondo: ¿Está el país para un voto más emocional? Sinceramente, nuestro voto, hoy más que nunca, debe ser informado y consciente. Estamos decidiendo el inicio de los siguientes cinco años del futuro tricentenario de la República.
La simpatía hacia un candidato siempre va a estar, pero intentemos que la intensidad de la simpatía sea mayor a la racionalidad de la decisión.
Estamos a pocos días de la elección y les invito a preguntarse: ¿Qué país le quiero dejar a mis hijos, a mi familia? Con esa respuesta, busquemos las propuestas de los candidatos, analicemos, comparemos y decidamos. El encierro de estos días de Semana Santa nos podrá ayudar, incluso, a conversarlo en familia.
¿Quién ganó los debates? En la primera fecha, Alberto Beingolea (PPC) hizo bien su ‘chamba’ y quizá le alcance para que su partido pase la valla electoral.
En la tercera fecha, Julio Guzmán (Partido Morado) fue preparado para el formato y lo hizo bien, sin embargo, no estoy seguro que le alcance para pasar la valla; lastimosamente, su credibilidad ha caído en un hoy y no ha podido salir.
¿El segundo debate? Se esperaba más.