Frank Rivas es un fotógrafo profesional que se ha especializado en la fotografía de bodas desde el 2015. Sin embargo, cuando llegó la pandemia tuvo que ponerle un freno a su carrera y dedicarse a algo parecido a lo que hacía.
“Yo estudié diseño gráfico y comencé como asistente de un fotógrafo de bodas y luego me independicé desde hace 5 años”, explicó Frank.
Fotógrafo de momentos especiales
La fotografía de bodas, según Frank, es sumamente especial porque tiene que documentar los momentos de unos de los eventos más transcendentales de una persona.
“Es diferente a tratar con modelos porque esto no es tan manejado; por ejemplo, las bodas transcurren de momento y uno se tiene que adaptar a lo que venga”, indicó el fotógrafo.
A pesar de que Frank ya tiene mucho tiempo trabajando en este rubro de la fotografía, todavía recuerda la primera boda donde lo contrataron.
“Yo comencé con fotos de parejas. Mi primera boda fue en Canchaque y llegó de la nada, después de eso no paré”, mencionó.
La pandemia y los problemas
Cuando la pandemia llegó, nadie se lo esperaba y muchos pensaron que iba a ser algo pasajero, pero duró más de lo esperado.
Frank tuvo muchos inconvenientes económicos en el inicio la pandemia porque justo antes de que llegara, realizó una compra de equipos.
“Tuve que sobrevivir con mis ahorros que tenía”, sostuvo.
Por suerte, se acogió de la publicidad para solventarse poco a poco. “Había bastante demanda de fotografía en diseño publicitario y en el marketing por la necesidad de las empresas y los emprendedores de adaptarse al mundo digital”, explicó.
Él reconoció que los negocios le abrieron una oportunidad que no dudó en aprovechar.
“Lo que pasa es que yo tenía una empresa de producción audiovisual y marketing digital, entonces a raíz de eso, reanudé a las operaciones con la publicidad”, agregó.
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No obstante, Frank tuvo que capacitarse en muchos cursos para adaptarse a la nueva era digital.
El regreso a las bodas
Cuando pasaron los meses y se aliviaron las restricciones, Frank reanudó las sesiones para las bodas y poco a poco fue encontrando cierta estabilidad.
Sin embargo, las cosas ya no eran como antes. Ahora, había menor cantidad de personas en las bodas y tenía que manejar bien la cuestión de los espacios para no poner en riesgo la salud de sus clientes.
Además, Frank tuvo que ingeniárselas para generar más cercanía con sus fotos a las personas que no pudieron asistir al evento.
“Surgió la posibilidad de realizar videos 360° para generar más cercanía a los familiares que no pudieron asistir. Ahora doy un valor agregado en los servicios”, mencionó.
Entre los cursos de capacitación y la renovación de su equipo, Frank tuvo que gastar aproximadamente 2 mil soles para seguir entregando un producto de calidad.
“La pandemia me cambió por completo el chip. Ahora toca seguir siempre atento a las nuevas necesidades e innovar”, finalizó la entrevista.
