Sin agujas, sin necesidad de profesionales médicos para administrarla, entregada directamente en los hogares de las personas. La farmacéutica israelí Oramed está tratando de lograr precisamente eso, y está lista para comenzar su primer ensayo clínico a principios de este mes.
Las vacunas orales son particularmente atractivas para el mundo en desarrollo, porque reducen la carga logística de las campañas de inmunización, sostuvo el ejecutivo de la farmacútica israelí, Navad Kidron.
Pero además, podrían aumentar la aceptación en los países ricos, donde la aversión a las agujas es un factor que a menudo se pasa por alto. Una encuesta encontró que casi 19 millones de estadounidenses que rechazan las vacunas las tomarían si tuvieran una opción en forma de píldora.
“Para que la vacuna funcione realmente bien, necesitamos que la tomen tantas personas como sea posible”, enfatizó el ejecutivo.
Con solo el 15% de la población mundial completamente vacunada, la lucha para poner fin a la pandemia está lejos de terminar.
Otros beneficios incluyen la reducción de desechos de plástico y jeringas, y potencialmente menos efectos secundarios.
Cabe resaltar que pese a las ventajas teóricas, ha habido pocas vacunas orales exitosas porque los ingredientes activos tienden a no sobrevivir al tránsito a través del tracto gastrointestinal.
Las excepciones incluyen vacunas para enfermedades que se transmiten por la boca y el sistema digestivo; existe, por ejemplo, una vacuna oral eficaz contra la poliomielitis.