En respuesta al creciente interés de los consumidores y tras una presión pública del presidente Donald Trump, Coca‑Cola anunció que lanzará este otoño una versión de su bebida endulzada con azúcar de caña en Estados Unidos. Aunque la fórmula original con jarabe de maíz seguirá en el mercado, la compañía abrirá una nueva línea con sacarosa de origen nacional, utilizada en muchos otros países.
La empresa reveló esta decisión durante la presentación de sus resultados del segundo trimestre, confirmando que la nueva Coca‑Cola con azúcar de caña llegará al mercado estadounidense entre septiembre y diciembre.
Coca‑Cola con azúcar de caña llegará este otoño a EE.UU.
La nueva versión no reemplazará la fórmula tradicional que se elabora con jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), un edulcorante más barato y ampliamente usado en Estados Unidos desde hace décadas debido a subsidios internos y altos aranceles al azúcar importado. Coca‑Cola aclaró que ambas coexistirán en el portafolio de productos.
Este cambio marca un giro relevante para la compañía en el país norteamericano, donde tradicionalmente no se ha comercializado la versión con azúcar de caña que sí está disponible en mercados como México o América Latina.
Trump celebró el cambio
La noticia se conoció pocos días después de que Donald Trump, en su red social Truth Social, afirmara que había conversado con Coca‑Cola sobre modificar su fórmula y que la compañía aceptó el pedido. Coca‑Cola no confirmó esa conversación, pero agradeció públicamente el “entusiasmo” del mandatario y confirmó que pronto brindará más detalles sobre la iniciativa.
Aunque la empresa señaló que esta decisión responde a su estrategia global de innovación, la coincidencia con el mensaje de Trump generó atención mediática y política.
Costos, salud y percepción del consumidor
El azúcar de caña es más costoso que el jarabe de maíz, lo que podría traducirse en un precio de venta más alto para la nueva variante. Sin embargo, Coca‑Cola apunta a un nicho de consumidores que busca sabores más “auténticos” o menos procesados.
Desde el punto de vista nutricional, estudios han demostrado que no hay grandes diferencias en términos de impacto calórico entre sacarosa y JMAF. Sin embargo, algunos análisis han vinculado el jarabe de maíz con niveles más altos de inflamación, aunque sin conclusiones definitivas.
El sector agrícola de EE.UU., en especial los productores de maíz, ve con preocupación el posible impacto de un menor uso de jarabe de maíz en la industria alimentaria.