La economía peruana enfrenta un desafío significativo debido al impacto de la inestabilidad política en la confianza de los inversionistas. Así lo señaló Citigroup en un análisis reciente, donde destacó que la aprobación extremadamente baja de las autoridades políticas, sumada a un panorama incierto, contamina la percepción del país como destino de inversión.
Una aprobación presidencial en mínimos históricos
En julio, Citi Research advirtió sobre la delicada situación política en Perú, marcada por una fragmentación institucional y un gobierno con escaso respaldo popular. Según datos del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), apenas el 5% de los ciudadanos apoyaba a la presidenta Dina Boluarte, mientras que el 90% expresaba su rechazo. Este nivel de desaprobación colocó a Perú como uno de los países con los índices de aprobación presidencial más bajos del mundo.
A nivel regional, Boluarte registró un respaldo del 6%, muy por debajo de líderes como Nayib Bukele, quien alcanzó un 88%, según el CID Gallup. La permanencia de una mandataria con una aprobación tan reducida llamó la atención de los inversionistas extranjeros, especialmente de aquellos menos familiarizados con el contexto local.
¿Cuál es el impacto de la percepción empresarial en la inversión?
En diciembre, durante el evento CADE Ejecutivos 2024, Ipsos presentó un estudio que reflejaba el creciente descontento del sector empresarial peruano hacia los líderes políticos.
La desaprobación de Boluarte subió al 93%, mientras que su aprobación cayó al 6%. Este nivel de rechazo tiene implicancias directas en la economía, según Ernesto Revilla, economista jefe de Citi para Infobae.
Revilla explicó que, tradicionalmente, la política y la economía operaban de manera independiente en Perú. Sin embargo, en los últimos años, la incertidumbre política comenzó a afectar la actividad económica al reducir la confianza de los inversionistas. Esto contribuyó al bajo crecimiento registrado en 2023.
Inestabilidad política en América Latina
El informe de Citi para noviembre amplió el análisis a otros países de la región. En Colombia, las reformas del presidente Gustavo Petro generaron preocupación por su impacto en el clima de inversión. En México, la intervención estatal y los cambios regulatorios, particularmente en el sector energético, elevaron la incertidumbre entre los inversionistas.
En Guatemala y Ecuador, la inestabilidad política ha creado barreras para atraer capital extranjero. Este fenómeno, según Citi, limita la capacidad de los países para capitalizar las oportunidades del nearshoring, un modelo que busca acercar la producción a los mercados finales.
Optimismo para el 2025
Pese a este contexto, Revilla señaló que existen razones para el optimismo. Según el economista, Perú ha mostrado un sólido desempeño macroeconómico que ha contribuido a una paulatina recuperación de la confianza en la inversión. Para 2025, Citi proyecta un crecimiento económico más dinámico, impulsado por mejores condiciones para el desarrollo de negocios en comparación con 2023.
El economista destacó la importancia de monitorear de cerca los niveles de confianza en los países andinos. En su opinión, regiones como Colombia, Ecuador y Perú están en una posición más favorable para atraer inversión que hace un año. Sin embargo, sostuvo que el fortalecimiento de la estabilidad política será clave para consolidar este progreso.