Con una inversión inicial de apenas S/500, Carlos Venero, oriundo de Quillabamba, capital del distrito de Santa Ana en Cusco, y su socia Sandra Díaz, de Chincha, dieron vida a Calypso Superfoods. Este emprendimiento se dedica a la producción y comercialización de productos veganos y orgánicos, aprovechando los recursos naturales de Quillabamba. Su visión empresarial los llevó a ofrecer sus productos en Lima, donde actualmente disfrutan de una amplia presencia con más de 900 puntos de venta, incluyendo supermercados, bodegas y minimarkets. Aquí su historia.
Inicios de Calypso Superfoods
Carlos Venero, de Quillabamba, llegó a Lima buscando mejores oportunidades de trabajo. La inestabilidad laboral lo llevó a considerar el emprendimiento como una necesidad. Con un préstamo de S/500 de su madre, se aventuró en el mercado del café molido junto a Sandra, a pesar de no estar familiarizado con el sector orgánico.
Es así que en el 2019 nace Calypso Superfoods y durante su primer año presentó desafíos significativos, con jornadas laborales extendidas de lunes a domingo, desde las 8:00 a.m. hasta la 1:00 a.m. Carlos pasaba sus días distribuyendo y vendiendo productos, y sus noches estaban ocupadas con la producción en la cocina de su departamento alquilado.
Durante el primer año almorcé arroz con atún porque el tiempo era vital para mí. Comer fuera implicaba un gasto mayor y cocinar en casa consumía demasiado de mi tiempo que necesitaba para vender. Así que no tuve problemas en comer solo eso durante un año.
Carlos Venero
Como cualquier emprendimiento sin mucho capital, ellos comenzaron elaborando sus propios productos, los cuales aprendieron a preparar gracias a videos en Youtube. Los empaques eran genéricos y ellos mismos los realizaban porque no tenían dinero para mandarlos a hacer a un tercero. Además, Sandra tuvo que aprender Illustrator para diseñar los empaques de sus productos.
Nosotros no sabíamos nada sobre la producción de café tostado ni cómo fabricar chocolates con cacao. Sin embargo, mediante tutoriales en Youtube, fuimos adquiriendo habilidades gradualmente hasta dominar la preparación de estos y otros productos orgánicos.
Carlos Venero
Preparación de sus primeros productos orgánicos
Al principio, sus productos solo eran de Quillabamba. El café, cultivado por un vecino de Carlos en dicha localidad, era transportado a Lima y posteriormente a la tostadora de un amigo. Finalizado el proceso de tostado, Carlos se encargaba de recogerlo, pesarlo, empaquetarlo y prepararlo para su comercialización.
El proceso con el chocolate era parecido; el cacao, proveniente de Quillabamba, se molía inicialmente con un mortero. A pesar de ser conscientes de que no era la herramienta adecuada, era la única disponible. Por ello, decidieron invertir $500 en una máquina para refinar el cacao. También dominaron la técnica de templado del chocolate de forma manual, utilizando la cocina en lugar de mesas de mármol. También se las arreglaron para enfriar el chocolate y prepararlo para su venta.
Al principio teníamos que elaborar todo en nuestra cocina porque no teníamos el capital necesario para comprar máquinas, pero siempre cuidábamos la calidad e higiene de nuestros productos.
Carlos Venero
Primeros obstáculos y certificación
Al comienzo, la producción tenía lugar en el departamento, lo que impedía solicitar la certificación orgánica debido a las limitaciones del entorno para cumplir con los estándares necesarios. A pesar de esto, se mantuvo la operación y, después de un año de crecimiento sostenido, se hizo evidente la necesidad de expandir el equipo, contratando personal adicional para manejar la producción y la distribución.
A los dieciocho meses, el incremento en las ventas trajo consigo quejas vecinales por el ruido generado al manipular sacos y otros materiales. Esto llevó a la propietaria a presentar una queja ante la municipalidad. La falta de una licencia de funcionamiento resultó en una orden de desalojo en seis días, en plena pandemia. Ante esta situación, Carlos optó por trasladarse a una casa, evitando así futuras molestias. Con el tiempo, la inversión en maquinaria les permitió obtener la certificación orgánica.
Pronto, la nueva casa resultó insuficiente para la empresa, lo que llevó a la dirección a alquilar un almacén y expandir el equipo. Asimismo, se lanzó una línea de panes de molde, sin calcular adecuadamente los costos y el espacio necesario. Con el tiempo, se hizo urgente alquilar un almacén adyacente y, más tarde, una planta que ahora también resulta pequeña debido a la necesidad de incorporar nuevas máquinas.
La competencia no les jugó limpio
Para poder distribuir sus productos en supermercados, la empresa realizó numerosas modificaciones tanto en la planta como en los productos para cumplir con los estándares requeridos. Una vez cumplidos con los requisitos, comenzaron a vender en supermercados y minimarkets de renombre en la capital, pero la competencia no quería que sus productos se vendieran y utilizaron tácticas desleales para perjudicarlos.
Al adentrarnos en la producción de panes, no anticipamos la intensidad de la competencia, que llegó al extremo de que los reponedores de marcas establecidas dañaban nuestros empaques para desfavorecernos. Fue durante mis visitas a los puntos de venta cuando descubrí estas tácticas desleales.
Carlos Venero
La confusión por los octógonos y problemas con Indecopi
En las redes sociales, hay un debate frecuente sobre la presencia de octógonos nutricionales en productos orgánicos. Carlos aclara que, aunque sus productos, como el chocolate, solo contienen cacao y panela, la inclusión de estos octógonos responde a una normativa que va más allá de la composición orgánica y entra en el terreno de las decisiones políticas.
Cuando vas a una bodega o minimarket nuestro chocolate, que contiene un 70% de cacao, muestra octógonos indicando alto contenido de azúcar y grasas saturadas, aunque se elabora con panela orgánica en lugar de azúcar refinada. Curiosamente, al lado, hay chocolates de marcas reconocidas sin estos octógonos. Esta situación sugiere que la normativa de los octógonos nutricionales podría estar influenciada por factores políticos más que por criterios de salud
Carlos Venero
Sueños y proyectos a futuro
Carlos, un apasionado de los perros, actualmente cuida de 16 de ellos en su casa. Su amor por estos animales es una de las razones fundamentales por las que se esfuerza en su trabajo, albergando el sueño de establecer un refugio para perros abandonados.
Yo amo a los perros y tengo 16 en mi casa porque no tengo la fuerza para dejarlos solos en las calles. Incluso he tenido problemas con la municipalidad, pero yo les he dicho que en sus albergues no hay espacio, así que mejor me los quedo yo.
Carlos Venero
Carlos tiene la visión de fundar una escuela en Quillabamba que, además de las materias fundamentales, se centre en el desarrollo de habilidades blandas. Está convencido de que inculcar valores desde la infancia es clave para formar individuos íntegros y profesionales destacados.
En nuestra empresa nadie tiene título universitario, ni yo, pero todos tienen valores y son honestos. No dejamos nada con candado porque confiamos en cada uno de nuestros colaboradores.
Carlos Venero
Con cinco años de trayectoria, Calypso Superfoods ha consolidado su presencia en el ámbito de los productos orgánicos y veganos. La dedicación constante y sus raíces modestas han convertido a Carlos en un modelo de liderazgo, comprometido con el bienestar de su equipo y promoviendo una comunicación abierta y directa en la empresa.
A pesar de haber alcanzado cifras millonarias en facturación, Carlos y Sandra continúan reinvertiendo las ganancias para expandir la empresa, con la aspiración de liderar el sector de productos orgánicos en el futuro cercano.