Las cajas rurales son entidades de créditos y ahorros que nacen a raíz del cierre del Banco de Agrario, que dejó a los agricultores sin herramientas de financiamiento, y que generó que el Ministerio de Agricultura y Riego otorgué un préstamo a un grupo de estos agricultores, convirtiéndose los mismos en socios fundadores de lo que hoy conocemos como las cajas rurales.
Estas entidades son conocidas como uno de los mejores medios de financiamiento, y que ha permitido que nuestro país sea reconocido como uno de los países con las mejores condiciones para el desarrollo de las microfinanzas en el mundo, al proporcionar créditos y disponibilidad de activos a un grupo de personas que no formaban parte del mercado empresarial y/o de las finanzas.
Pero, también es de precisar que estas entidades representan un alto índice de morosidad, por distintas razones.
Una de ellas es la carencia de capacidades para manejar la gestión de este tipo de entidades financieras, pues los socios o la gerencia a cargo debe ser especializada en lo que implica una gestión empresarial.
Sin embargo, muy a menudo podemos ver que las cajas rurales están conformadas por socios que no cuentan con dicha especialización, sino que su particularidad radica en una actividad que se ajusta más a la vida cotidiana, como la agricultura, la pesca o el comercio, etc.
Pero la causa más importante recae en la facilidad para acceder a un crédito, es decir, la entrega de préstamos dinerarios no está sujeta a un proceso riguroso de selección, de seguimiento y colocación de acreencias; no se verifica la realidad y capacidad económica del socio deudor para asumir el pago de un crédito.
Por lo que, efectivamente, se trata de un mal indicador en nuestro sistema financiero en la medida que un índice de alta morosidad en una caja rural, y en cualquier entidad financiera, genera una insolvencia económica que le impide cubrir los productos financieros que ofrece.
Además, no le permite cumplir sus mismas acreencias frente al Estado y a terceros dentro de su desarrollo empresarial, lo que conllevaría al cierre y liquidación de la entidad financiera, y por ende a perjudicar parcial o totalmente los ahorros y fondos de los socios que las conforman.