Pasó el último debate y creo que está todo dicho. No hay más que mostrar. Esto es lo que tenemos, estos son los dos candidatos que nos ha generado la joven democracia peruana y los errores del pasado.
Lo he comentado antes y lo vuelvo a decir: ninguno de los dos son buenos candidatos porque representan la corrupción y la improvisación. Sin embargo, creo que debemos seguir dándole vueltas a la siguiente pregunta: ¿hay que cambiar todo, hay que girar 180 grados? Estoy convencido que no es la solución.
Creo que el modelo económico tiene sus fallas y tiene que reajustarse con premura; sin embargo, el cambio total del modelo no es la mejor opción. Y cambiar la Constitución tampoco es el camino.
¿Cuántas constituciones tienen los países desarrollados? Tres, máximo. ¿Cuál es el promedio de constituciones en los países de América Latina? Superan la decena y quizá me quede corto. Con esos cambios de Carta Magna, ¿han logrado ser países ricos? No hay que ser experto para darnos cuenta que no es así.
El último debate realizado en Arequipa fue soso y creo que solo servirá para reafirmar su voto a los que ya escogieron. Los indecisos y los que votarán en blanco, mantendrán sus posturas. A estas alturas, si este grupo de votantes se decide por un candidato será un voto totalmente emocional, marcarán pensando: «¡No te creo nada, pero no me queda otra opción!».
¿Qué otra cosa dejó el último debate? Lluvia de promesas y reflexiones con escasa propuesta.
Nos queda una semana. La democracia nos trajo hasta aquí. Dios nos ampare.