El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció una pausa de 90 días en la aplicación de aranceles para los países que no han respondido con represalias a su política comercial. Sin embargo, la medida no incluye a China, que fue excluida del beneficio y afrontará un incremento arancelario que eleva el total de gravámenes sobre sus exportaciones a un 125%.
A través de su red Truth Social, Trump justificó la decisión acusando a China de “falta de respeto” hacia los mercados internacionales. “China ya no puede seguir estafando a Estados Unidos y a otros países”, afirmó, en tono desafiante.

El nuevo arancel del 125% representa un aumento respecto al 104% que ya pesaba sobre los productos del país asiático. Esta medida se suma a los llamados “aranceles recíprocos” anunciados el pasado 2 de abril, que contemplaban una sobretasa del 50% para las importaciones chinas y un 20% para bienes provenientes de la Unión Europea.
En reacción, China anunció este mismo miércoles que aplicará aranceles de represalia del 84% contra productos estadounidenses, los cuales entrarán en vigencia a partir del jueves. Además, el Gobierno de Pekín advirtió que cuenta con los recursos y la voluntad necesarios para responder con firmeza si Washington continúa endureciendo sus medidas restrictivas.
Durante una reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC), representantes chinos acusaron a Estados Unidos de violar las reglas del comercio internacional y de socavar el sistema multilateral con su política arancelaria.
Desde la Casa Blanca, la portavoz Karoline Leavitt respaldó la postura del mandatario. “Como ha dicho en varias ocasiones: cuando alguien golpea a Estados Unidos, el presidente Trump responde con más fuerza”, señaló en una breve declaración a la prensa.
Pese a su línea dura con China, Trump anunció una tregua de 90 días para más de 75 países que, según él, se han acercado a su administración para negociar los términos comerciales. Durante este periodo, también se aplicará una reducción inmediata del 10% en los aranceles recíprocos.
Este movimiento busca enviar un mensaje firme a China, sin cerrar las puertas a la negociación con otras economías que aún no han tomado represalias comerciales, marcando así una nueva fase en la estrategia comercial de la Casa Blanca.