En Mendoza, la principal provincia vitivinícola del país, hay un faltante que se estima entre el 20% y 30% de los envases que necesita el sector por la alta demanda y la baja producción.
¿Cuáles son las causas y consecuencias, las expectativas a futuro y las alternativas que barajan los principales actores de la industria del vino?
Mendoza, en el oeste del país, concentra el 70% de la elaboración de vino en Argentina, especialmente reconocido a nivel mundial por su varietal insignia, el malbec.
Luego de haber transcurrido un 2020 excelente en términos económicos, con un aumento significativo del consumo de la bebida per cápita en el país y de las exportaciones, el sector transita un proceso de incertidumbre y crisis debido a la falta de elaboración de botellas de vidrio en territorio, a lo que se suman las dificultades para importar.
Estos problemas ya están incidiendo negativamente no sólo en la llegada de vinos a las góndolas de los principales comercios del mundo en la época de fiestas de fin de año -en la que las bodegas suelen aumentar significativamente sus ventas al exterior-, sino también en la elaboración futura, ya que se necesita en estos meses “liberar” el vino almacenado mediante el fraccionamiento en botellas o con la venta de vino a granel.
En ese sentido, bodegueros, funcionarios del gobierno provincial y cámaras empresarias coinciden en que los efectos de la pandemia del Covid-19 aportaron al problema tras una baja significativa en la producción en las fábricas cristaleras por varios meses debido a las restricciones (aunque en la actualidad han recuperado medianamente su actividad) y ante un aumento del consumo del vino en esa época.
Sin embargo, las cosas cambiaron el pasado 19 de septiembre, cuando se incendió un horno de elaboración de botellas de vidrio de Verallia, una de las fábricas -con sede en Mendoza – más importantes del país, lo que devino en una alarmante baja de la producción, en un año que tuvo como contrapartida además una intensa sobredemanda de botellas desde las bodegas.
En la provincia de Mendoza, la vitivinicultura es la actividad económica más importante, genera ingresos en exportaciones por 655 millones de euros al año, según datos de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV).
«En Argentina hay una particularidad. El vino se consume más en casa, en familia, que en reuniones con amigos; y de manera inversa ocurre con la cerveza. Por eso cuando nos ‘encerraron’ aumentó el consumo de vino en el país», explicó Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA).
En tanto, para Patricia Ortiz, presidenta de Bodegas de Argentina (BdA) y propietaria de Bodega Tapiz, el déficit es cercano a las 20 millones de botellas al mes y ha sido en noviembre cuando “ha empezado a explotar la crisis”.
Martín Hinojosa, presidente del INV, aseguró que este problema se ha intentado apaciguar con acciones de los gobiernos provincial y nacional, así como desde las organizaciones que agrupan a varias bodegas de Argentina. «Hemos trabajado a contrarreloj con el Ministerio de Agricultura a nivel nacional porque para muchas bodegas es vital la exportación.
El Ministerio de Economía provincial también salió a buscar mercados para importar botellas y espera concretar una compra de 15 millones de envases a Túnez, libres de impuestos internos, que rondan el 13%.
Lo importante es no perder mercados que nos ha costado años conseguir, por un problema coyuntural”, advirtió Moralejo, el titular de la cartera de Agricultura de Mendoza