Desde la escuela estamos acostumbrados a escuchar, que entre mejores alumnos seamos, más leamos, más aprendamos o mayores habilidades desarrollemos, más grande será nuestro éxito millonario.
De acuerdo con un estudio publicado por arXiv, un archivo en línea para publicaciones de artículos científicos, la distribución de la riqueza sigue un patrón.
Se trata de la regla 80:20, la cual refiere que el 80% de los bienes de las personas son acaparados por el otro 20% de la población. Por ejemplo, en 2020, se concluyó que solo 8 personas del mundo tenían una riqueza equivalente a la de 3,800 millones de personas.
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Dicho patrón se conoce como ‘ley de potencia’ y es uno de los más controversiales debido a que el “esfuerzo, mérito, constancia, dedicación o inteligencia” no son determinantes. La equidad es nula y la riqueza se concentra en pocas personas.
¿Es suficiente?
ArXiv señala que mientras que la distribución de los bienes sigue la ‘ley de potencia’, hay muchas personas ‘brillantes’ en el mundo, por lo que la competencia entre las que pueden acrecentar sus oportunidades se incrementa.
Por ejemplo, si bien es cierto que muchas personas superan los 100 puntos en los test de IQ, ninguno llega a más de 1,000 o 10,000 puntos. Si no hay ‘eruditos’ que destaquen de este promedio, aunque sea de excelencia, las oportunidades de ‘triunfar’ en la vida son escasas.
Estos datos contrastan duramente con lo que vemos y pensamos. Las personas más ricas del mundo no son necesariamente las más talentosas, ni las más inteligentes ni las más preparadas. Aunque por supuesto el talento ayuda, no pesa más que otros factores.