Unas 500 personas, entre productores, constructores, investigadores y autoridades políticas de diversos puntos de Perú y Ecuador, participan en la Semana del Bambú, en la Universidad de Piura.
El evento inició con un intercambio de experiencias sobre la adaptación al cambio climático y la generación de alternativas económicas, relacionadas con viviendas, valor agregado e investigación.
Pablo Jácome, coordinador para América Latina y el Caribe de la Red Internacional del Bambú y Ratán(Inbar), señaló que “existen más de 1640 especies de bambú en el mundo, sembradas en más de 30 millones de hectáreas y representan más de 60 000 millones de dólares en la economía de estos países».
Durante su ponencia titulada “El bambú: una mirada de desarrollo en América Latina”, Jácome indicó que esta especie se desarrolla en países tropicales y subtropicales, lo que ha significado una alternativa para que puedan usar este recurso para su desarrollo económico. «Solamente en China, 8 millones de personas se encuentran involucradas en la cadena del bambú; en Ecuador, hay 500 000 que han sembrado 11 millones de hectáreas en América Latina”, anotó.
Al abordar el tema de las exportaciones a nivel mundial, sostuvo que estas se centran, principalmente, en productos de ingeniería de bambú, brotes de este y lo relacionado a la confección de tejidos; también se usa para producir carbón. Los países asiáticos son los mayores exportadores a los mercados de Norteamérica y Europa.
Aunque el aporte de América Central y Sudamérica es considerado ínfimo (2 por ciento), se espera realizar un estudio estadístico para determinar su aporte oficial, que se espera sea de 4 por ciento.
Entre los aportes del bambú a los objetivos del desarrollo sostenible, Jácome mencionó la erradicación de la pobreza a través de la generación de empleo. Asimismo, dijo, puede contribuir a la generación de nuevas alternativas de energías renovables evitando el uso de combustible fósil o petróleo. También contribuye en la lucha contra el cambio climático.
El expositor concluyó indicando que es necesario, para las economías de los países, considerar al bambú como un recurso prioritario que debe ser considerado en las políticas públicas, de la mano con los retos que tenemos como humanos y como sociedad.