En el desarrollo portuario del Perú destaca la historia del Puerto de Chancay, una obra que combina visión, esfuerzo y el trabajo conjunto de múltiples actores. Desde sus inicios en la década de 1990 hasta su consolidación como un megaproyecto estratégico, este puerto revela cómo los sueños de un grupo de expertos transformaron una bahía en una puerta de enlace comercial con Asia. Descubre cuál es la historia del Puerto de Chancay y cómo pretende revolucionar el comercio marítimo.
Los inicios: El ingeniero Enrique Valdivia
El inicio de este proyecto surge en 1995 cuando el ingeniero peruano Enrique Valdivia, graduado de la Universidad Nacional de Ingeniería y asimilado a la Marina de Guerra del Perú, fue contratado por una empresa constructora para evaluar la posibilidad de construir un puerto al norte de Lima.
En octubre de ese año, Valdivia presentó un informe técnico en el que destacó el gran potencial de la bahía de Chancay. Aunque la empresa que lo contrató enfrentó dificultades y abandonó el proyecto, su análisis quedó registrado en los archivos de la Autoridad Portuaria Nacional, sirviendo como base para el futuro.
En 2007, Juan Ribaudo de la Torre, exalmirante de la Marina, adquiere la propiedad mediante su empresa llamada Pesquera Diamante. El exalmirante se reúne con el ingeniero Valdivia, quien le hace una pequeña presentación sobre el proyecto que podrían realizar en la zona.
De esta manera, Juan Ribaudo logra fundar la empresa Chancay Port S.A. con un objetivo inicial: construir un varadero en un terreno de 10 hectáreas en Chancay. Sin embargo, un estudio batimétrico reveló características únicas en la bahía, lo que llevó al ingeniero Enrique Valdivia a comentar: «Estamos sobre un banco de oro; el calado es extraordinario para un megapuerto».
Ribaudo y su equipo, que incluía al Almirante José Luis Noriega y Andrés Orejas, comenzaron a delinear un puerto multipropósito.
Un proyecto estratégico con desafíos
El desarrollo del puerto no estuvo ajeno de controversias. En enero de 2008, Ribaudo solicitó la desafectación de una zona costera reservada para la defensa nacional, es decir, pidió que esa área dejara de ser de uso exclusivo militar para que pudiera utilizarse con otro propósito, en este caso, la construcción de un terminal portuario.
Esta solicitud generó un intenso debate porque implicaba modificar el uso de un terreno considerado estratégico para la seguridad del país. Sin embargo, la propuesta fue finalmente aprobada. La razón principal fue la urgente necesidad de modernizar los puertos del país, un factor clave para impulsar el comercio y mejorar la competitividad en un contexto de creciente globalización.
Por otro lado, el colapso del Puerto del Callao desde 2002, impulsado por la alta demanda de exportación de minerales hacia China, despertó el interés de actores clave como José Ignacio de Romaña, gerente comercial de Volcan. Romaña identificó a Chancay como una alternativa estratégica al Callao, llevando el proyecto al presidente de Volcan, Roberto Letts.
Con el pasar de los años, el proyecto atrajo la atención de Cosco Shipping, una de las principales navieras chinas. Esta alianza consolidó a Chancay como un puerto multipropósito capaz de conectar al Perú con los mercados asiáticos y diversificar la logística marítima nacional, según lo registrado en Ojo Público.
El Puerto de Chancay: Los inicios de un sueño
En 2009, los almirantes Juan Ribaudo y Julio Noriega emprendieron un viaje clave a China, acompañando al entonces vicepresidente Luis Giampietri para la firma del Tratado de Libre Comercio con el gigante asiático. Durante esa visita, presentaron el proyecto a grandes empresas portuarias, incluida COSCO. Sin embargo, la falta de estudios de impacto ambiental (EIA) aprobados frenó cualquier avance.
Lejos de rendirse, entre 2010 y 2011, Ribaudo y Noriega ampliaron la búsqueda, llegando a países como Singapur, España y Brasil. Aunque hubo avances, no se concretaron acuerdos firmes hasta que Andrés Orejas y José Ignacio de Romaña reavivaron el interés del directorio de la Compañía Minera Volcan. Este último, liderado por José Picasso Salinas, aprobó finalmente la inversión en el puerto.
En mayo de 2011, se formalizó la creación de Terminales Portuarios Chancay (TPCH), una sociedad entre Volcan y Chancay Port, siendo el primer paso para concretar el megaproyecto.
En 2016, Volcan asumió el control total de TPCH tras adquirir las acciones de los herederos de Juan Ribaudo, quien falleció en 2013.
El 2019 fue un año crucial. Después de complejas negociaciones internacionales en Shanghái, Abu Dabi y otros hubs comerciales, se firmó en Davos un acuerdo con COSCO, que se convirtió en el socio mayoritario del proyecto, siendo declarado Chancay como una puerta de entrada del comercio asiático a Sudamérica.
Con este respaldo, el proyecto dio empezó a tomar forma. En 2020, se licitaron las obras del túnel y la infraestructura portuaria, y un año después iniciaron los trabajos de construcción.
El puerto que transforma al Perú
El Puerto de Chancay no es solo un puerto, es una oportunidad de progreso para miles de peruanos. Según estimaciones de la Embajada china en Perú, la construcción del puerto ya genera 1,300 empleos directos. Además, una vez que inicie operaciones, se espera que esta cifra se eleve a 5,000, considerando tanto los empleos directos como los indirectos.
Con una superficie de influencia de 25.9 kilómetros cuadrados, este megaproyecto superó ampliamente las expectativas iniciales, que en 2013 contemplaban un área significativamente menor. Esta expansión no solo refleja la magnitud de la obra, sino también su potencial para transformar el comercio y la economía regional.
La primera etapa del proyecto incluye la construcción de cuatro muelles, un moderno complejo administrativo y un túnel estratégico que conectará las instalaciones operativas. Todo esto convierte al Puerto de Chancay en un nodo clave para fortalecer la conexión comercial entre Perú y Asia, consolidando su posición como uno de los puntos logísticos más importantes del Pacífico Sur.
La inauguración del puerto de Chancay se llevó a cabo el 14 de noviembre de 2024. Esta obra cuenta con una inversión superior a los 3,500 millones de dólares y se posiciona como un hub logístico clave para la exportación de minerales y productos agrícolas peruanos a Asia.
Este proyecto forma parte de la Nueva Ruta de la Seda, una ambiciosa iniciativa liderada por China. Su objetivo es conectar diversos países a través de rutas comerciales y de infraestructura, impulsando el intercambio de bienes y servicios. En este caso, el proyecto busca fortalecer la presencia de China en América Latina y, al mismo tiempo, ampliar su participación en el comercio entre continentes.
Además, el tiempo de viaje marítimo se reduciría de un aproximado de 35-45 días a 23-25 días, al prometer una mejora sustancial en la eficiencia logística y la posibilidad de manejar hasta 18,000 contenedores. Dado que Asia representa el 45% de nuestras exportaciones y el 40% de nuestras importaciones, esto se traducirá en costos de envío más bajos y, por lo tanto, mayor competitividad.
El Puerto de Chancay es más que una obra de infraestructura; es un símbolo del ingenio peruano y del poder de la colaboración. A pesar de los retos, el compromiso de visionarios como Enrique Valdivia y Juan Ribaudo permitió que el sueño de un puerto estratégico para el comercio internacional se hiciera realidad.