Durante el 2022, uno de los principales problemas de miles de agricultores peruanos fue la escasez de urea como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania. Esto, debido a que el 68.5% del fertilizante importado que llegaba al país provenía de Rusia, según AgroRural.
Además, este abono antes de pandemia costaba US$250 la tonelada en el mercado internacional. Luego, con la pandemia pasó a costar hasta US$1,000 y con la guerra alcanzó los US$1,200, explicó Marco Vinelli, exdirector de AgroRural.
Frente a esto, el Gobierno de Pedro Castillo hizo la gran promesa de adquirir urea, sin embargo, luego de 4 intentos fallidos de compra aún no se consigue llegar a nada en concreto.
Asimismo, otro de los proyectos que dejó en agenda el expresidente Castillo, fue la construcción de una planta de fertilizantes nacional para tener abastecimiento frente a situaciones de escasez.
El 29 de diciembre, Dina Boluarte retomó la iniciativa y extendió el plazo de comisión para concretar el proyecto. ¿Se llegará a concretar? En esta nota te contamos que dicen los especialistas.
Compras fallidas de urea
Fueron cuatro intentos fallidos de compra de fertilizantes a cargo de AgroRural, entidad adscrita al Midagri. Para muchos especialistas, esta se produjo por un mal diseño en el proyecto y de no corregir los errores, el proyecto de la planta no será posible.
Cabe recordar que, en mayo de 2022 se autorizó la compra internacional de 73,529 toneladas de urea. Sin embargo, cada uno de los procesos se canceló.
El primero fue en junio, posteriormente en julio hubo otra compra fallida, en setiembre se anuló por tercera vez y la más reciente fue en diciembre, a causa de fallas administrativas e indicios de corrupción.
Según AgroRural, actualmente poseen mejores mecanismos para atender la demanda, como el Fertiabono.
Otros caminos
Por su parte, los especialistas explicaron a Gestión, que no tenía sentido la forma de compra del gobierno. Pero, si habían dos caminos más realistas.
El primer camino debió ser acudir a los importadores locales de fertilizantes sintéticos como las empresas Ceres Perú y Molinos.
Rosa Urbina, presidenta de la Cámara de Productores y Comercializadores de Fertilizantes Orgánicos (Capefo), considera que son los actores más fuertes del mercado local.
Para Juan Manuel Benites, exministro de Agricultura, de seguir este camino hubiera sido más sencillo pues la cadena logística ya estaba arreglada porque ellos ya saben donde entregar el producto.
La otra opción era hacerlo mediante los privados, es decir, firmar un acuerdo directamente con países productores de urea. «La única alternativa que debió manejarse era una compra extraordinaria de Gobierno a Gobierno», destacó Eduardo Zegarra, exjefe del gabinete de asesores del Midagri.
Es importante resaltar que las compras públicas obligar a elegir dependiendo del precio. Por ello, se presentaban empresas de dudoso prestigio con precios por debajo del promedio, ganaban y se caía la compra, agregó Zegarra.
Esta postura la comparte Benites. «Los acuerdos de Estado a Estado simplifican el proceso. Te aseguran una selección más transparente», indicó.
Plante de urea local
Dina Boluarte dejó de lado las compras de urea, con el objetivo de centrar acciones en el Fertiabono, un subsidio para pequeños productores agrarios.
Sin embargo, decidió continuar con el proyecto de la planta local. Para ello, el 29 de diciembre, la presidenta extendió el plazo que tiene la comisión encargada de elaborar el informe que determinará si es viable el proyecto.
Ahora, el plazo límite es hasta el 15 de febrero. Además, se ha dicho que la comisión ya tiene un plan de acción. Pese a que Gestión lo solicitó, no recibió respuesta.
Esto, ocasiona que se incrementen las dudas y cuestionamientos de los especialistas, como la ubicación de la planta o si tendrá gas natural cerca.
Cabe mencionar que estaba previsto hacerla en Arequipa, pero la urea se demanda más en el norte del Perú, no convendría hacerlo en la sierra, explicó Benites. Asimismo, se debe evaluar costos y renegociar con Camisea. En ese sentido, no será un proyecto sencillo.
Finalmente, los especialistas estiman que la planta, de hacerse realidad, podría funcionar recién dentro de 4 o 5 años.