El exjefe de la DINI, José Fernández Latorre declaró que el presidente conocía de los sobornos que realizaban sus sobrinos, pues él mismo lo puso al tanto. Frente a esta acusación, Andrés Gómez de la Torre, exdirector de la Escuela Nacional de Inteligencia, mostró preocupación por la denuncia.
“(La denuncia) revela una vez más la muy fuerte desinstitucionalización y empleo nocivo de la estructura de la inteligencia por parte de este Gobierno de Perú Libre”
Goméz de la Torre sostiene que la situación es lo suficientemente grave como para que se constituya una comisión investigadora en el congreso. Mencionó que, mínimamente, se debería de gestar un grupo de trabajo en el nivel de la Comisión Parlamentaria de Inteligencia. Todo ello, con la finalidad de esclarecer los hechos y fiscalizar a profundidad.
El exdirector de la escuela de Inteligencia, quien no es solo experto en dicha área sino en seguridad también, cuestionó la situación. Para él, se está perforando la mínima reserva de información que hay en el trabajo en la documentación y en las informaciones que sale sobre la DINI. Criticó el manejo del Gobierno con respecto al órgano rector de inteligencia, e incluso afirmó que la DINI «está en un estado de rigor mortis».
La denuncia de José Fernández
El martes, el exjefe de la DINI José Luis Fernández Latorre reveló que el presidente de la República, Pedro Castillo, estaba al tanto de los actos de corrupción que cometían sus sobrinos Jaime y Fray Vásquez. Fernández, actualmente viene siendo investigado, tras haber sido liberado de una detención preliminar a inicios de diciembre del presente año.
«Yo le di a conocer al presidente sobre actos de corrupción que venían cometiendo funcionarios a través de sus sobrinos: Jaime Vásquez y Fray [Vásquez] (…) De estos hechos y otros que amenazaban la seguridad nacional se le ha dado a conocer al presidente».
Asimismo, acusó a otro sobrino de Castillo. En este caso se trata de Rubdel Oblitas Paredes. Según Fernández Latorre, Oblitas le solicitó dinero para la contratación de un asesor de inteligencia ruso y para la emisión de un reportaje. Menciona que pidió 100 mil soles para este último, y que llegó a su despacho acompañado de Walter Ayala, exministro de Defensa, y Henry Shimabukuro.