La economía peruana empezó el 2025 con tendencia positiva, ya que en los primeros tres meses del año, el Producto Bruto Interno (PBI) creció 3.9%. Esto fue impulsado por por el gasto de las familias y la recuperación de la inversión privada.
Según cifras recientes, Lima, así como las regiones del centro y oriente del país, se beneficiaron más de esta mejora. En cambio, el norte y el sur del Perú no corrieron la misma suerte.
¿Por qué algunas regiones no crecieron igual?
En el norte, el menor crecimiento se debe a una desaceleración de las agroexportaciones. El año anterior, estas habían tenido un buen desempeño tras superar los efectos del fenómeno climático de 2023.
Mientras tanto, el sur fue golpeado por la baja producción minera, especialmente en Cusco, debido a que las minas ya no rinden tanto como antes.
Aunque el crecimiento económico se redujo a 1.4% en abril, esta caída se explica en parte por los feriados de Semana Santa, que afectaron a los sectores no primarios. Sin embargo, el consumo privado siguió creciendo con fuerza gracias a más empleo formal y mejores ingresos.
La inversión privada también dio señales positivas, con un aumento estimado de 6.7% en abril y mayo, impulsada por el mayor uso de cemento y la compra de maquinaria del exterior.
El gasto público, por su parte, tuvo un comportamiento mixto. Mientras que la inversión pública cayó 0.2% por menor ejecución en gobiernos locales, el gasto corriente creció 3.6% en el mismo periodo.
Proyecciones actualizadas: ¿Qué se espera para el resto del año?
El Instituto Peruano de Economía (IPE) revisó al alza su proyección de crecimiento para 2025, en el que se espera un 3.2% del PBI (antes era 3.1%). Para 2026, el panorama es menos alentador. Se espera un crecimiento de solo 2.2%, afectado por la incertidumbre electoral.
Con muchos candidatos presidenciales y pocas propuestas claras, las inversiones podrían frenarse desde fines de 2025, con una posible caída de 1.4% en la inversión privada para 2026.
El gran reto: El déficit fiscal
Más allá del crecimiento económico, lo que más preocupa a los expertos es la situación fiscal. Según el IPE, el Perú cerraría el 2025 con un déficit fiscal de 3.0% del PBI, por encima de la meta oficial de 2.2%.
Sería el tercer año seguido que no se cumple la regla fiscal. Para el 2026, el déficit podría subir a 3.5%, lo que sumaría cuatro años consecutivos de incumplimiento.
Además, una nueva ley aprobada por el Congreso y promulgada por el Ejecutivo agrava el problema. Esta norma modifica el reparto del Impuesto General a las Ventas (IGV), lo que generará menos ingresos para el Gobierno Central. Como resultado, será necesario endeudarse más o presionar a un número reducido de contribuyentes.
Opiniones expertas: Señales de advertencia
Durante un seminario del IPE, Víctor Fuentes, gerente de políticas públicas de la institución, presentó estas cifras. En el evento también participó Jaime Reusche, vicepresidente del Grupo de Riesgo Soberano de Moody’s.
Reusche respaldó las proyecciones para 2025, pero advirtió que el crecimiento del año siguiente dependerá mucho de la inversión privada, que podría estancarse.
En lo fiscal, alertó sobre los riesgos de seguir cambiando las metas de déficit y cuestionó medidas como la redistribución del IGV hacia los gobiernos subnacionales, pues esto debilita la confianza en las autoridades y la estabilidad fiscal.