Según lo informa la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el segmento informal es el más vulnerable frente al shock negativo de la COVID-19.
Este, se encontraría conformado, principalmente, por 5.7 millones de trabajadores independientes; lo que significa casi el 45% de la población con empleo informal.
Asimismo, este sector equiparía cerca de 3 millones de ocupados en empresas de 2 a 10 trabajadores (23,7%) en 2019.
“El empleo informal es un lastre estructural para la economía nacional y presenta una tendencia creciente en los últimos tres años (2017-2019)”, se señala en el informe de la OIT.
En 2019, alrededor de 12.5 millones de personas trabajaban de manera informal.
Es decir, siete de cada diez tuvieron empleo informal, según información de la ENAHO. Lo que significa que el 72.7% de la población ocupada trabajaba en un empleo informal.
Con excepción de los trabajadores familiares no remunerados, que por definición están en el segmento informal, las mayores tasas de empleo informal se registraron en el personal ocupado en empresas de 2 a 10 trabajadores.
Mientras que, en el sector público, se registró mayor formalidad del empleo.
Cabe recordar, que la informalidad suele ser un problema, ya que estos trabajadores carecen de la protección básica que los empleos formales suelen ofrecer.
Tienen baja cobertura de seguridad social, un limitado acceso a servicios de salud e imposibilidad de sustitución de ingresos.