Desde siempre, la población en el mundo busca experiencias felices, experiencias o espacios para liberarse, expresar sus sentimientos o calmar los ánimos, en medio de un mundo tan polarizado y con crisis continuas.
Así han aparecido los Escape Rooms, los Cuartos de la Rabia (Rage Rooms), los bares temáticos, los StandUp Comedy, etc. Más que diversión, liberación.
En ese contexto, en abril del 2024, Consumer Truth, la consulta peruana de marketing liderada por Cristina Quiñones, fue invitada al Congreso IAAPA Summit LATAM 2024, organizado por la Asociación Global de la Industria de Atracciones IAAPA, en Medellín-Colombia.
Consumer Truth expuso un análisis de los insights y tendencias sobre la industria del juego y la industria del entrenamiento en general.
En diálogo con Infomercado, Cristina Quiñones nos comentó que la investigación expuesta en Medellín se denominó: “Trends 2024: Escenario Social y de Consumo en Latam» donde se realizaron 1000 encuestas en 5 ciudades de Latinoamérica.
Las tendencias registradas fueron cinco: Gamificación cultural, Cultura Underground, Hartazgo de la soledad, Realismo Mágico, Deconstrucción de la felicidad.
Gamificación cultural
Esta tendencia responde al cansancio de la población latinoamericana a la vorágine de información. El ciudadano busca un entretenimiento no solo intelectual (mente), sino de los sentidos, más ‘gamificada’ y menos estáticas.
«Buscamos fantasía para no morir de realidad. Las ciudades, pueblos y calles se convierten en escenarios para la aventura y una forma de re-conocer la propia historia y valor cultural», explica Quiñones.
Un ejemplo de esto es KitKat de Nestlé en el Paraguay que colocó una hamaca en plena vía pública para experimentar la pausa “have a break” o las famosas escaleras musicales que invitan en CDMX a caminar más a los ciudadanos, en lugar de usar las escaleras eléctricas.
Cultura Underground
Esta segunda tendencia responde a que ante sociedades masificadoras donde es difícil mantener la propia identidad se buscan nichos de identidad, espacios más íntimos y menos “mainstream” (lugares comunes).
Cristina Quiñones afirma que esta tendencia «se trata del poder de lo no masivo, lo oculto, lo secreto o, incluso, aquello que es exclusivo para ciertos grupos o personas. La cultura underground nos permite pasar de la masividad a la exclusividad con eventos para grupos o tribus “de nicho” llenos de esencia, y con mayor sentido de pertenencia. No se quiere clientes sino fieles».
Para los amantes de las series, emerge “All Blue” el primer restaurante temático de One Piece en Lima, donde convive el anime con la buena comida y la experiencia de la serie.
O también el “Secrets Donouts Society” una tienda ubicada en Monterrey México que tiene una estética de bar oculto, pero especializado en donut’s, con una esencia de las logias más secretas, y que busca ser un espacio de disfrute oculto en medio de la ciudad.
Hartazgo de la sociedad
En mundo de la virtualidad, nos hemos conectado virtualmente pero nos hemos desconectado socialmente.
La investigación registró que el 84% de entrevistados manifestaba haber “aparentado o pretendido estar feliz y sonreír cuando realmente no lo estaba”; mientras que el 88% señalaba que “quiénes postean estar felices en sus redes sociales maquillan sus sentimientos reales”.
«Estas cifras hablan de un empacho de positivismo tóxico y una creciente sensación de vulnerabilidad tras la exposición en redes y a la cultura de apariencias imperante», afirma la líder de Consumer Truth.
Cristina Quiñones añade que esta virtualidad rampeante nos empuja a «querer pertenecer al grupo de empresarios exitosos, al de los adolescentes cool, al de mujeres empoderadas, millenialls startaperos, estudiantes defensores de causas, entre otras causas legitimas pero agotadoras del idealismo citadino. Al final terminamos agotados, cansados y hasta frustrados».
En ese contexto, en las grandes ciudades de Latinoamérica emergen con mayor fuerza los bares y experiencias de micro abierto, espacios donde las personas puedan comentar libremente las derrotas y las tristezas. También vemos el incremento de StandUp Comedy, bares, espacios y actividades de descarga que recarga.
Realismo mágico
De acuerdo con las respuestas del millar de ciudadanos de Lima, Buenos Aires, Santiago de Chile, Ciudad de México y Bogotá, la diversidad cultural e identidad locales cobran fuerza en Latinoamérica. Consumer Truth observó que el 85% refería sentirse cada vez estoy más orgulloso de sus orígenes, raíces, e historia, y el 70% afirmaba: “En nuestro país la diversidad cultural nos une”.
En esta misma investigación se les pedía a los latinoamericanos señalar aquellos aspectos de los cuales se sentía más orgulloso en su propio país. Perú destacaba en Gastronomía, México en Historia, Colombia en Biodiversidad, Chile en Naturaleza y Argentina en Deporte (Fútbol).
El realismo mágico latinoamericano supone el recuentro de las historias mágicas y místicas de cada pueblo como La Fiesta de las Alasitas en Puno, Perú; o el Vía crucis de Iztapalapa en México; o una visita a “El Jardín de Antioquia”. el llamado pueblo de colores de Colombia es un lugar lleno de lugares interesantes y pintorescos para vivir experiencias maravillosas.
Deconstrucción de la Felicidad
Las redes sociales y cultura de la comparación exacerba insatisfacción. Entre 1000 encuestados en toda LATAM, el 92% consideraba que “la salud mental es un problema que afecta a nuestra sociedad” y el 72% refería que “cada vez ve más empresas o marcas que normalizan los diferentes estados de ánimo, como el miedo, tristeza, frustración o ira”.
Según Cristina Quiñones, «en las exploraciones de tendencias que Consumer Truth ha realizado en el último año, habíamos advertido que existía un culto hacia el positivismo edulcorado o estado constante de “felicidad”. Así, la ansiedad se exacerba y la toxicidad también».
De allí que se observe la creación de espacios físicos y conversacionales. “Sanar las heridas sociales” parece ser la nueva tendencia. En ciudades como Santiago de Chile instalan “Lloratorios” para “cuerpos cansados y deprimidos” (una instalación artística con mucho sentido de realidad).
Emergen también los Rage Rooms o cuartos de ira. Las personas pueden acudir a estos espacios para romper una serie de objetos tecnológicos en desuso o material inservible para descargar su rabia, o simplemente dejar fluir emociones que no son siempre fáciles de desfogar.