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Mochica: un king kong con sabor a Lambayeque

Mochica se diferencia porque utiliza insumos de pobladores ubicados en los alrededores de Lambayeque. Además, la galleta del King Kong mantiene una textura gruesa, consistente y es más suave que cualquier otra marca.
Por Daniel Guerrero Publicado: Últ. actualización: 30 mayo, 2020 18:12
7 minutos
Isidro y Kevin Cruz, actuales líderes de la fábrica de king kong Mochica.

La historia de Isidro Cruz Tiquillahuanca es una prueba contundente de que para emprender no existen impedimentos más grandes que la voluntad y la confianza que uno se tenga a sí mismo.

Hace trece años, el oriundo de Huarmaca, Piura, decidió renunciar a la fábrica de King kong donde trabajó por veinte años, para poner su propio negocio.

La idea de emprender podría parecer descabellada, teniendo en cuenta que Isidro, con cuarenta años, tenía dos hijos de ocho y catorce años, y apenas contaba con un capital de quinientos soles.

Sin embargo, su seguridad y convicción lo impulsaron a dar un salto de fe y, de a pocos, ir construyendo un sueño que con los años se volvió realidad, y se materializó en su ahora conocida marca de King Kong Mochica, una de las más emblemáticas en Lambayeque y del norte del Perú.

Isidro Cruz trabaja desde los ocho años en agricultura, en su natal Huarma – Piura.

“Desde que vine de mi tierra, en 1985, trabajé en fábricas de King Kong, en ese tiempo había solo cuatro fabricadoras. Trabajé más de veinte años allí, ya conocía el proceso, pues me desempeñé en todas las áreas», asegura Isidro.

En el 2006 decidió emprender: «Quería esforzarme por mi cuenta, porque en la fábrica trabajaba hasta doce o catorce horas, y era mucho. Entonces me propuse instalar mi negocio, manejar mis horarios, y poner en práctica todo lo que había aprendido”, narra el oriundo de la sierra piurana.

Preparación natural

Si hay algo que caracteriza a la dulcería Mochica es su preparación con toques artesanales por encima de los procesos industriales, estos últimos presentes en la gran mayoría de fábricas.

Según Isidro, cuando comenzó, a la semana usaba cuarenta litros de leche, que le permitía realizar un promedio de cien unidades de King Kong’s. El proceso lo realizaba en un pequeño perol, y las galletas las hacía a pulso.

“Repartía la semana haciendo un día la galleta, otro día la piña, al siguiente envasaba, y al otro día lo iba a repartir. Con lo que me pagaban volvía a invertir para hacer más productos. Cada semana iba aumentando la producción, hasta que llegué a hacer cien litros semanales de leche”, recuerda.

La época de mayor venta del King Kong es en los meses de julio y agosto, ya que además se cruza con la festividad de la Cruz de Motupe.

La fábrica empezó y se mantiene en la Prolongación 8 de octubre, en Lambayeque aunque, cuando empezó, solo era un área construida de cincuenta metros cuadrados.

Felizmente, señala Isidro, la distribución de sus productos no fue un problema, ya que durante sus años de empleado de la fábrica, se había hecho conocido por los mayoristas, por lo que le fue fácil negociar con ellos.

“En ese tiempo, el precio promedio al por mayor era de seis soles, pero también había de tres, cinco y siete soles. Al inicio solo trabajaba con el RUS, y luego saqué el registro sanitario, pues eso fue primordial para poder trabajar”, afirma.

El toque especial

Mochica se diferencia de otras fábricas porque utiliza insumos de pobladores ubicados en los alrededores de Lambayeque. No obstante, el factor diferencial por excelencia es la galleta del King Kong, que mantiene una textura gruesa y consistente, pero es mucho más suave que cualquier otra marca.

«A diferencia de otras fábricas, nosotros no usamos preservantes ni aditivos en nuestros productos, por lo que nuestro king kong dura de treinta a cuarenta días, que es lo normal. Siempre hemos sido reconocidos por nuestra galleta, que es más blanda que otras”, cometa Isidro.

De igual manera, el patriarca de los Cruz afirma que ahora que están apareciendo varias marcas nuevas de King Kong. Por ello, se concentran en los factores diferenciales más importantes para Mochica como la presentación, la calidad y la marca.

El sabor de la galleta es el toque diferencial de Mochica.

Innovación y expansión

Con el pasar de los años, Mochica ha ido innovando en la fabricación de sus productos, logrando economizar recursos y tiempo.

Según comenta Kevin Cruz, hijo del fundador de la empresa, en la actualidad se usan varios tipos de máquinas.

De igual manera, la idea para este año es ir sacando al mercado nuevos sabores como lúcuma, chirimoya y maracuyá. Para el 2021, también pretenden diversificar el negocio entrando al rubro del café.

“En el área de envasado y llenado tenemos una máquina termocontraíble, importada de Colombia, que ha optimizado el tiempo, ya que encoje el plástico y lo adhiere al producto», señala Kevin.

Con respecto al dulce, Kevin Cruz refiere que «el dulce de piña ahora lo hacemos en una marmita industrial de 250 litros que en tres horas nos saca 200 kilos, cantidad que antes hacíamos en diez horas. Con todo esto ahorramos en tiempo, dinero, gas, recurso humano y mejoramos la producción”.

En la fábrica cuentan con un proyecto de responsabilidad social, ya que trabajan netamente con familiares de Huarmaca que terminan sus estudios y van a estudiar a Lambayeque.

Asimismo, hace hincapié en el mejoramiento de la edificación. Ahora, todo el inmueble funciona como fábrica, del primero al tercer piso, haciendo un total de 500 metros cuadrados, y está distribuido estratégicamente, desde que la materia prima ingresa hasta que sale a exhibirse en el frontis de la dulcería.

Por otro lado, el sabor de Mochica ya sabe lo que es pisar tierras foráneas a su región de origen.

Más allá de los puntos fijos que tiene en Lambayeque desde el 2009, su mercado se ha extendido también por el norte del país, llegando a Tumbes, Piura y Sullana.

A largo plazo, su meta es tener una tienda exclusiva en Lima, tal como la ya que tienen el centro comercial Real Plaza de Pucallpa.

Grandes proyectos

Pese al gran panorama, en Mochica saben que en los negocios, el límite es el cielo. Y por eso, ya se proyectan a llegar al extranjero.

Tal como ya lo han hecho dos fábricas también oriundas de Lambayeque, la familia Cruz también piensa en grande, aunque saben que para ello tendrá que mejorar aún más sus estándares de calidad.

“Nuestra meta ahora es lograr la certificación HACCP que nos permita exportar. Estamos terminando unos detalles en el último piso y después de eso vamos a adecuarnos a los requisitos, que implicarán modificar muchos aspectos, y para lo cual tenemos dos años de tiempo. Luego partiremos a buscar en mercados internacionales», comenta Kevin.

La meta de Mochica es encontrar distribuidores y participar en ferias de otros países, «pero sabemos que para eso también tenemos que cambiar la presentación, ya que tendríamos que hacerla más personalizada y gourmet”, refiere el hijo de Isidro Cruz.

En Mochica aspiran poder colocar su marca en mercados internacionales.

Decisiones cruciales

Si hay una palabra que define el sentimiento que llena a Isidro cada vez que llega a la fábrica, es orgullo.

El piurano afirma que se siente complacido por todo lo que ha podido lograr, y expuso cuáles son las claves que debe tener todo emprendedor al momento de decidir actuar.

“Ahora siento que todo mi esfuerzo y mi decisión fueron las correctas, siento que estoy logrando lo que me propuse hace mucho tiempo. Uno cuando va a emprender tiene que tener decisión, tiene que estar seguro, y tiene que conocer el negocio al que está entrando. No importa no tener tanto capital, se puede empezar de a pocos, e ir avanzando, yo fui al todo o nada y me ido bien, la cuestión es decidirse”, concluye el emprendedor norteño.