El Megapuerto de Chancay sigue consolidando su posición estratégica con apenas siete meses, desde su inauguración en noviembre de 2024, con operaciones en el comercio marítimo regional.
Recientemente, ha recibido nuevas rutas alimentadoras desde Panamá y Ecuador. Este movimiento refuerza el rol del megapuerto como un punto de conexión clave del Pacífico.
¿Qué son las rutas alimentadoras del Megapuerto de Chancay?
Estas nuevas rutas alimentadoras son trayectos de menor escala que unen puertos regionales con terminales de gran profundidad.
En Chancay, estos servicios llegan desde Panamá y Ecuador, además de escalas intermedias en Colombia y Chile, llevando contenedores que luego se transfieren a buques de ruta transpacífica.
Socios claves en la conectividad de Chancay
Las navieras Maersk y ONE (Ocean Network Express) han iniciado servicios regulares desde los puertos de Balboa (Panamá) y Guayaquil (Ecuador) hacia Chancay.
Estas rutas buscan optimizar la distribución de carga en la región, aprovechando la ubicación privilegiada del puerto peruano.
- Cosco Shipping Lines (China) puso en marcha los primeros tránsitos regulares.
- X-Press Feeders (Singapur) opera los nuevos feeders centro-y sudamericanos.
Ventajas competitivas del Megapuerto de Chancay
- Ubicación estratégica: Ideal para operaciones de transbordo y comercio intrarregional.
- Infraestructura moderna: Capaz de manejar buques de gran profundidad y volúmenes elevados de carga.
- Conexión terrestre: Vinculado a la Carretera Central y futuros proyectos ferroviarios, facilitando la distribución hacia el interior del Perú.
Ventaja competitiva: 23 días al Asia
Gracias a su profundidad, el megapuerto reduce a 23 días el tiempo Lima-Shanghái, frente a los 40 días de Callao.
Esto recorta costos logísticos en 15% y agiliza cadenas de suministro en agroexportación y minería.
Inversión y expansión futura
La primera etapa, de 1,400 millones de dólares, está terminada. Cosco Shipping y Volcan estiman un crecimiento de mercado entre 2025-2026 antes de iniciar la segunda fase, valorada en US$ 2 500 millones, que duplicará la capacidad de contenedores.