En medio de demoras y postergaciones de inversiones mineras, el 2023 inició sin proyectos nuevos en ejecución, después de Quellaveco. Así, San Gabriel, de Buenaventura, se muestra como el único «greenfield» en construcción.
Si bien el 2022, el proyecto ubicado en Moquegua fue paralizado debido a problemas con comunidades externas al área de influencia directa, la empresa busca recuperar el tiempo perdido con una inversión mayor al doble que el año pasado.
Pese al freno, se muestran niveles de avance en trabajos de ingeniería y adquisiciones. La mayor inyección de capital se explica por la realización de actividades tras la paralización en 2022.
Leando García, CEO de Buenaventura, señaló que el gasto de capital en 2022 creció 68% a US$ 152 millones, de los cuales US$ 34 millones fueron a San Gabriel.
Por ello, la minera peruana más que duplicará su inversión el 2023 a entre US$ 350 millones y US$ 360 millones. De ese monto, alrededor de US$ 190 millones se destinarán a la referida inciativa, cuyo capex inicial asciende hasta los US$ 470 millones.
«El mayor capex se explica principalmente por (actividades tras) la paralización que tenemos en San Gabriel», comentó.
Añadió que el presupuesto del 2023 también comprende cerca de US$ 50 millones para el desarrollo del proyecto Yumpag (Pasco) y un monto similar para la ampliación de capacidad de planta y presa de relaves en El Brocal (Pasco). Entre tanto, otros US$ 90 millones irán a actividades de exploración.
En cuanto a la situación de San Gabriel, García indicó que el trabajo de ingeniería y adquisiciones avanzaron según lo planeado y se encuentran al 64% y 83%. «Esto reduce la incertidumbre general del proyecto y permite potencialmente la recuperación de una parte del tiempo perdido», sostuvo.