Lo que comenzó como una modesta empresa dedicada a la producción de lana, hoy se transformó en un referente indiscutible del sector lácteo.
Desde sus inicios, Laive demostró un compromiso clave con el crecimiento del sector lácteo en el país. La clave de su éxito fue escuchar al consumidor y adaptarse a sus necesidades en constante cambio.
Laive es actualmente una de las 10 empresas más antiguas del Perú, un logro que resalta su capacidad para reinventarse y mantenerse vigente. Con más de un siglo de trayectoria, Laive sigue apostando por la calidad y el desarrollo sostenible, manteniendo su posición como uno de los pilares del sector alimentario en el Perú.
Origen de Laive
El nombre de Laive proviene de la hacienda «Laive Ingahuasi», ubicada en Yanacancha, en el departamento de Junín. A principios del siglo XX, esta hacienda inició su actividad con la producción de 8,000 litros de leche y 3,000 kilogramos de lana prensada.
Según archivos históricos, fue en 1910 cuando cinco haciendas Acopalca, Chamisería, Runatullo, Huari y Acocra se unieron para fundar la Sociedad Ganadera del Centro, liderada por empresarios como Domingo Olavegoya, Demetrio Olavegoya, Felipe Chávez y Juan ValladaresFelipe Chávez. Este grupo inició con un capital de 50,000 libras peruanas, estableciendo un modelo en la crianza de ganado lanar y vacuno.
Aunque Laive comenzó como una empresa dedicada a la producción de lana, en la década de 1930 diversificó su portafolio hacia los lácteos. El primer producto que comercializó fue mantequilla, transportada en lomo de burro desde Junín y Huancavelica hacia mercados en Huancayo y Lima.
A medida que se modernizaba, la empresa mejoró la genética de su ganado y comenzó la producción de quesos, destacándose como la primera empresa en producir quesos de maduración, queso fundido y yogurt.
Modernización y expansión
En 1960, Laive trasladó parte de su operación a Lima, adquiriendo terrenos en Ate, donde instaló su primera planta de procesamiento industrial. Durante los años 70, enfrentó los desafíos de la reforma agraria, que redujo sus tierras. Sin embargo, reinvirtió en una planta en Santa Clara, marcando el posicionamiento de su producción en Lima. En 1972, lanzó su línea de yogures y estableció el primer laboratorio de análisis microbiológico en la industria alimentaria peruana.
La década de 1980 fue muy importante para Laive. Ampliaron su alcance con una planta en Arequipa para procesar quesos y leche fresca del sur del país. Introdujeron productos como queso Gouda y Parmesano, mientras diversificaban su portafolio con manjar blanco y crema de leche.
Con un cambio estratégico, en 1994 Laive dejó atrás su denominación de Sociedad Ganadera del Centro para convertirse en Laive S.A. Este nuevo enfoque la llevó a asociarse con Santa Carolina (Chile) para construir una planta de productos UHT, los cuales consisten en calentarlos a altas temperaturas por un corto tiempo, expandiendo su línea a leches y jugos.
En 1997, ingresaron al mercado de leches frescas ultrapasteurizadas, utilizando tecnología Tetra Pak, sistema que permite que los alimentos no pierdan sus propiedas. Mientras que al año siguiente lanzaron al mercado la leche evaporada en envase innovador bajo la marca «Bolsitarro».
Calidad certificada y mirada al futuro
En 2001, Laive logró la certificación HACCP, asegurando estándares de calidad y seguridad alimentaria. Esta certificación marcó un gran logro en su compromiso con el consumidor, garantizando productos de excelencia que cumplen con las más altas exigencias del mercado.
En 2003, Laive amplió sus horizontes al firmar un contrato para la elaboración y comercialización de productos de la empresa Watt’s en Perú. Al año siguiente, introdujo las marcas Sbelt y Bio Defensa, ofreciendo líneas de productos con beneficios funcionales que marcaban una tendencia innovadora en el mercado.
Dos años después, tras ser unas de las empresas más posionadas en el país, esta logró revolucionar sus envases de yogur, incorporando botellas con fundas y reformulando sus productos para incluir cultivos probióticos bajo la línea BIO. Además, modernizó su logotipo tras investigar la percepción de los consumidores, para que estos se identifiquen con la marca.
Un año después, en 2006, casi toda la leche utilizada por Laive era de origen arequipeño. La empresa fue pionera en establecer un centro de acopio y una fábrica en la irrigación de Majes, reforzando su relación con más de 1,500 ganaderos. Ese mismo año, se unió a la campaña Cómprale al Perú, valorando las riquezas nacionales y potenciando la industria láctea local.
Innovación tecnológica y social
En 2008, Laive logró lanzar la primera leche evaporada sin lactosa en Perú, ampliando el acceso a este alimento a personas con intolerancia a la lactosa. En 2010, conmemorando sus 100 años, introdujo la leche con DHA para niños y yogures griegos y probióticos con menos azúcar, posicionándose como líder en innovación.
En agosto de 2011, adquirió Negociación Ganadera Bazo Velarde S.A., fortaleciendo su liderazgo en la producción de manjar y fudge. En 2015, comenzó a exportar a mercados como Estados Unidos y Ecuador. logrando posicionar la marca y sus productos en estos nuevos mercados.
En 2016, las ventas de Laive ascendieron a S/526 millones. Según el ranking Brand Footprint Perú de Kantar World Panel, Laive se ubicó entre las 50 marcas más preferidas por los peruanos, destacando en el sector alimentario en el puesto 10.
Desafíos y consolidación
En 2017, la empresa destinó S/227 mil a la producción de embutidos y buscó soluciones tecnológicas avanzadas. Sin embargo, enfrentó denuncias por problemas de salubridad, lo que llevó a la suspensión de su planta UHT en Ate por parte de Digesa. Mientras que en 2018, Laive ingresó al programa Qali Warma y fue sancionada por el uso indebido del término «leche» en ciertos productos, tras el caso Pura Vida.
En medio de la incertidumbre económica que trajo el 2020, Laive no solo resistió, sino que creció. La compañía logró optimizar el acopio de leche en la cuenca tradicional del sur, trabajando con más de 1,200 ganaderos locales. A lo largo del año, Laive recolectó cerca de 100 millones de litros de leche en todas sus cuencas, consolidando su liderazgo en el sector lácteo peruano.
A pesar de la fuerte contracción del PBI nacional debido a la pandemia, el negocio de Laive mostró una notable resiliencia. Esta estrategia permitió que Laive cerrara el 2020 con ventas superiores en S/16 millones. El crecimiento estuvo impulsado, en gran parte, por la fuerte demanda de productos lácteos, que representan el mayor volumen de ventas de la compañía.
Laive demuestra que, incluso en tiempos difíciles, la innovación en los procesos y la cercanía con los productores locales pueden ser clave para el crecimiento sostenido.
Para 2021, innovó con envases PET reutilizables para su línea de leches evaporadas. En 2022, la empresa empleaba a 1,250 trabajadores y ofrecía más de 300 productos en distintos formatos.
Hoy, Laive, con 114 años en el mercado peruanos de los lácteos, demuestra su principal compromiso en enfocarse en las necesidades de sus clientes, lo que hace que registre ventas por S/181.12 millones en el primer trimestre de este 2024, logrando un beneficio neto de S/3.69 millones.