Se habla de responsabilidad penal cuando se sanciona penalmente a quien se le atribuye autoría o participación en un hecho punible, ya sea con pena privativa de libertad, medida de seguridad u otra sanción: la persona responde penalmente cuando se le atribuye culpabilidad en la comisión de un delito.
En el caso de los gerentes de empresas dicha atribución no es sencilla, pues requiere un análisis profundo de los comportamientos desplegados en el ejercicio de su labor, así como de su vinculación con el giro del negocio y demás personas ligadas a este.
Pese a ello, muchos gerentes son investigados por delitos cometidos por colaboradores que abusan de la confianza y facultades brindadas y utilizan a la empresa para su beneficio al ejecutar actividades ilícitas.
Un gerente podría ser responsable de los delitos cometidos por otro colaborador que se vale de la empresa, pues como directivo debe responder por las acciones que se realicen en ella: asumir una gerencia implica realizar un profundo análisis de los ilícitos que puedan surgir en el desarrollo de la actividad, tales como Evasión Tributaria, Lavado de Activos, Contrabando, entre otros vinculados al giro empresarial, sin olvidar los delitos de corrupción en el ámbito privado y al interior de este, así como los distintos tipos de cohecho (soborno) tipificados en el Código penal.
En este contexto, los gerentes deberán establecer un control exigente de las actividades que realicen sus colaboradores, así como de todo documento que lo vincule a su representada, por lo que deben contar con una eficiente y permanente asesoría legal que les permita conjurar cualquier amenaza, implementando normativas que delimiten las funciones y responsabilidades de todos, una permanente fiscalización, así como las alternativas de solución para afrontar una eventual investigación. A esto se le conoce como compliance.
Artículo escrito por Juan José Albán Parra, experto en Derecho Penal del Estudio Muñiz.