La inversión directa extranjera cayó en el último trimestre del año pasado, a diferencia de los tres periodos previos. Según datos del Banco Central de Reserva (BCR), la cuenta de pasivos de inversión directa del sector privado cerró el año en US$ 10,602 millones, monto mayor al del 2021 (US$ 7,455 millones).
No obstante, en el agregado del último trimestre (de octubre a diciembre de 2022) alcanzó los US$ 1,862 millones, experimentando una contracción de 37%, o de US$ 1,075 millones, respecto del mismo trimestre del 2021, y dista de los incrementos, incluso de tasas de más de doble dígito, en los tres primeros bloques del 2022.
«En el 2020 y 2021 fueron años atípicos por la pandemia, y en el 2022 se pudo registrar una recuperación en la primera parte, por efectos base (menor monto invertido en 2020 y 2021)», manifestó el exministro de Economía y Finanzas, Alonso Segura.
Ante ello, sostuvo que es preocupante la caída de este indicador en el cuarto trimestre de 2022, que coincide con un periodo en que hubo una escalada importante de convulsión social, que se añadió a la volatilidad política.
Mencionó que, por lo pronto, el contexto sigue siendo desfavorable en lo social y político, lo que probablemente se siga reflejando en una contracción de la inversión directa extranjera, en el primer trimestre del año en curso.
Contracción en el 2023
Segura enfatizó que el impacto no solo se reduce a este indicador, sino también a otro tipo de flujos como la inversión de portafolio (de corto plazo) e incluso a la misma inversión doméstica.
«Probablemente, en el contexto que estamos viviendo, que deteriora la imagen del Perú, la inversión extranjera directa, así como otro tipo de flujos desde el exterior, se estén contrayendo en este primer trimestre de 2023», indicó.
El exviceministro de Economía, Carlos Casas, explicó que, además de lo anterior, el entorno de tasas de interés más altas en los mercados internacionales pudo haber desviado el flujo de inversión foránea, punto en que coincidió Segura.
«Se está a la espera de mejores momento en el plano local y también internacional», agregó. Explicó que las tasas de la Reserva Federal (Fed), si bien tuvieron aumentos desde marzo, se movieron de manera «más agresiva» (con aumentos de 75 puntos básicos) en la segunda parte del año pasado.
Lo anterior se conecta con un «sentimiento» de una posible recesión en Estados Unidos, factor que también pudo haber explicado los menores flujos de inversión directa hacia el país.
«Las empresas están priorizando sus inversiones directas en sus propios países más que afuera, pues las principales autoridades suben su tasa de interés, y se espera una economía más lenta. Se podría preferir, por ejemplo, tener posición en un bono del tesoro americano y luego esperar, antes de estar en proyectos en el Perú, donde es más incierto el retorno de su inversión», apuntó Casas.
Coincidió en que, posiblemente, estos siguientes meses sean aún de cautela por el lado de estos flujos de inversión, sobre todo con un plano local empañado aún por la incertidumbre, como lo reflejan los cambios de perspectivas de las calificadoras de riesgo (referencia a Moody’s) para el Perú.