Por: Fabricio John Ballardo Esteban (*)
Vivimos en un mundo en constante cambio en diversos ámbitos de la sociedad. Los cambios culturales, los avances tecnológicos y una mayor conciencia social han redefinido la manera en que vivimos y nos comunicamos con nuestro entorno. Un joven de los años 80 no podría haber imaginado la nueva facilidad y frecuencia con la que nos comunicamos hoy en día. La forma más rápida que él hubiera tenido era el teléfono análogo fijo, el cual, además de tener muchas interferencias, resultaba muy costoso. En la actualidad, estamos conectados a un mensaje de distancia a través de las diferentes redes sociales como WhatsApp, Messenger, Instagram, etc.
La forma de aprender también está experimentando cambios; dentro de las nuevas metodologías, el internet se ha convertido en una herramienta fundamental para acceder a la información, lo que antes se encontraba exclusivamente en libros ahora yace a la vista pública a través de los millones de sitios web que existen. Sin embargo, a pesar de que la utilización de las TICs (Tecnologías de la Información y las Comunicaciones) ha demostrado ser facilitadora del aprendizaje, es crucial hacer un uso correcto de ellas.
Las grandes enciclopedias, los chats con inteligencia artificial y las miles de noticias en internet nos proporcionan acceso a una gran cantidad de información. No obstante, ¿cómo podemos estar seguros de que esos datos son confiables?
“La abundancia de información ha causado un fenómeno nocivo para la salud mental llamado infoxicación, que es recibir información en exceso, limitando nuestra capacidad de profundizar y comprender, incrementando al mismo tiempo nuestra confusión y ansiedad”, menciona la educadora, arquitecta y urbanista Silvia Campodonico.
Este fenómeno genera un sentimiento de abrumación, dificultando la gestión de datos para contrastar lo real de lo falso. Entre tantos artículos y noticias, es fácil quedarnos con sentimientos de ansiedad y angustia. Entonces, ¿cómo podemos combatir la infoxicación.
Para encontrar una solución, primero debemos entender el término «infoxicación«. Fue introducido en 1996 por Alfons Cornella, fundador y presidente de Infonomia.com, para referirse a la incapacidad de toma de decisiones debido a un exceso de información, generando sentimientos como ansiedad, estrés y malestar.
El término ha sido objeto de investigación en los campos de la psicología y neurociencia, respaldando su existencia y demostrando una correlación entre este fenómeno y el cerebro. Una investigación de la Universidad de Toronto, publicada por la Asociación Americana de Psicología, muestra que seguir a diario las noticias políticas puede afectar negativamente la salud mental y el bienestar de las personas.}
En el Perú, según el INEI, 73 de cada 100 peruanos de 6 años o más acceden a internet, principalmente desde un teléfono móvil. Somos un país que no es ajeno a la infoxicación, y es una realidad que desde temprana edad somos expuestos a una sobrecarga. Los peruanos estamos conectados 3 horas y 22 minutos diariamente, según un último estudio de Concortv, y la cantidad de usuarios en las redes sociales equivale al 73,3% de la población total en 2023, según la revista We Are Social.
En un panorama tan amplio, donde todas las personas y datos parecen estar al alcance de nuestras manos, ¿quién proporciona las herramientas necesarias para gestionar las grandes cantidades de información que consumimos diariamente?
Hemos entrevistado a un estudiante de tercero de secundaria, Joaquín, para ejemplificar esta problemática. Él se encontraba realizando un proyecto acerca del Primer Militarismo en el Perú, un tema que le apasiona por su interés en la historia. Sin embargo, al organizar su información, Joaquín se dio cuenta de que algunas fechas no coincidían.
“Cuando me di cuenta de que algunos datos no tenían coherencia, dudé de todo lo que había hecho. No sabía qué era verdadero y qué no, y mucho menos dónde pude haber buscado una página segura”. Le preguntamos: ¿conoces el fenómeno de la infoxicación? Él respondió que no lo había escuchado, y después de explicarle qué era, mencionó: “Tiene mucho sentido, cuando hago una búsqueda, salen cientos hasta miles de páginas y a simple vista ninguna te dice cuál tiene la información que buscas”.
Para terminar con la entrevista se preguntó: ¿Crees que es necesario enseñar a sistematizar información de internet? Si es así, ¿dónde se debería enseñar esto? “Es completamente necesario. Me gustaría que en el colegio dieran un espacio para aprender a usar adecuadamente los buscadores. Sí lo hacen en mi clase de informática; sin embargo, creo que se podría reforzar aún más y de esta manera mejoramos como investigadores, y sería más fácil la indagación para hallar soluciones”.
En una entrevista, el licenciado Juan Miguel Muñoz Micolau, pedagogo español, respondió algunas preguntas en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México en la conferencia ‘Educar en el siglo del conocimiento’. El experto dijo: “Pues, como hay tanta información, es difícil encontrar lo que es relevante y separarlo de lo que no lo es. Por lo tanto, lo que hay es una gran dispersión de trabajos, de investigaciones de los alumnos, que se pierden. Entonces, al estar perdidos, no saben distinguir el grano de la paja, les cuesta separar. Esto hace que pierdan tiempo y que se acaben cansando y desmotivando”.
A través de la conferencia se hizo hincapié en la necesidad de motivación, pasión y curiosidad como motores para el aprendizaje y la importancia de ser empáticos con los estudiantes, pensar en actividades interesantes que desafíen los intelectos de los estudiantes. Además, nos encontramos en un tiempo donde el aprendizaje ya no es memorístico sino basado en competencias que puedan ser útiles para la vida de los jóvenes, competencias que ayuden al entendimiento y gestión de los recursos; como lo es la síntesis y sistematización de la información.
Entonces, ¿cómo podemos afrontar el desafío que es la infoxicación como estudiantes?
- Establecer rutinas y orden: Es fundamental instituir momentos fijos para apagar los
estímulos tecnológicos y desconectarse por un buen tiempo. Se pueden promover
momentos de relajación, sesiones de meditación y más. Además, es clave respetar los
horarios; debemos promover que las tareas y trabajos no se lleven a casa. - Medidas contra las fake news: La información falsa puede ser responsable directa de
nuestra ansiedad. Por ello, debemos aprender prácticas para acceder a información real,
clasificándola, consultando fuentes verosímiles y guardando las fuentes confiables en
favoritos. - Verificar quién es el autor: Cuando recibimos una noticia por WhatsApp o encontramos
publicidad en redes sociales, debemos verificar si el autor es reconocido e inspira
confianza. - Consultar diferentes fuentes: No es bueno quedarse con el primer resultado que salga en
internet. Se debe explorar varias páginas y revisar las referencias bibliográficas, la
ortografía y la arquitectura gráfica del sitio web. - Tener precaución con los anuncios: Antes de hacer clic en una ventana emergente o en la
publicidad que nos encontramos en un sitio web, debemos comprobar su veracidad, ya
que estos nos pueden llevar a páginas maliciosas o instalar plugins o extensiones
innecesarias.
Para poner a prueba los mencionados consejos, Joaquín, junto con 5 amigos, pusieron en práctica las recomendaciones durante el primer mes de su cuarto bimestre en tercero de secundaria. Los resultados fueron que los 6 notaron mejores resultados en los cursos de Ciencias Sociales y Comunicación.
Sandra, amiga de Joaquín, mencionó: “Siempre me ha sido frustrante realizar matrices de información; antes no sabía por dónde empezar, pero ahora, con los consejos dados y con un poco de lo que investigué, encontré métodos para obtener mejores resultados en Google. He aprendido cómo elegir qué tipo de información me sale y cómo discernir entre las fuentes confiables para poder sistematizar su información”.
Otra experiencia fue la de Oscar: “Nunca me había dado cuenta de la cantidad de noticias que he mirado en Twitter sin siquiera preguntarme de dónde han sacado la información. Ahora, cada vez que leo algo, me gusta cerciorarme de su veracidad para estar seguro de que no estoy siendo mal informado”.
En general, la reflexión a través de consejos para combatir la infoxicación despertó en estos 6 estudiantes la búsqueda de lo certero y de las bondades y peligros del internet. Los estudiantes señalaron que este nuevo enfoque para la indagación se había reflejado a través de los diferentes cursos en una mejora en sus calificaciones. Tanto para los profesores como para los padres de familia les pareció interesante el impacto de enseñar a estudiantes a gestionar las TICs y sus emociones en torno a estas.
Puede que no muchos conozcan el término infoxicación, pero sin duda es un desafío que tiene la sociedad para luchar contra este fenómeno y poder asegurar una mejor educación y la implementación de prácticas conscientes, que puedan empoderar a los estudiantes y a la sociedad en general para enfrentar este problema, transformando la sobrecarga de información en una herramienta valiosa para el aprendizaje y la toma de decisiones informadas.
Ahora, ¿cuál sería el efecto si dicho enfoque se aplicara a todos los estudiantes a nivel nacional?, ¿qué tan beneficioso sería? y ¿por qué todavía no lo hemos hecho? Un grupo de estudiantes de tercero y cuarto de secundaria estamos trabajando en el desarrollo y propuesta de posibles entornos para enseñar acerca del uso educativo de internet. Nos gustaría expandir esta iniciativa, la cual hemos llamado «Navegando con Conciencia», a otros colegios en distintos distritos y ciudades, ya que hemos observado que el tema no recibe la atención necesaria a pesar de su potencial beneficio para todos.
El proyecto consiste en dar a conocer la problemática de la infoxicación, brindar clases para enseñar recursos y herramientas que ayuden a sistematizar información de manera adecuada, así como también clases desde un lado psicológico para saber cómo manejar los sentimientos de malestar, ansiedad y estrés que la infoxicación puede generar.