Emprendimientos

Koplast: Tuvo que taxear luego de que su empresa quebrara y ahora es una marca líder en tuberías plásticas

Creo su primera empresa pero quebró y tuvo que taxear para sobrevivir. Sin embargo volvió a emprender, fundando Koplast.
Por Daniel Flores
10 minutos
Koplast

La historia de Jesús Salazar Nishi es un ejemplo destacado de resiliencia y éxito empresarial. Tras el fracaso de su primer negocio, sin dinero y enfrentando dificultades, su determinación y visión lo impulsaron a seguir adelante. Con el apoyo familiar y una actitud positiva, transformó esa adversidad en una trayectoria exitosa. Hoy, como líder de Koplast, una empresa industrial de referencia en Perú, Salazar demuestra cómo un emprendedor puede convertir una situación crítica en un gran triunfo gracias a la persistencia y una estrategia clara.

Historia

Jesús Salazar Nishi nació en una familia de 5 hermanos, junto a su madre costurera y padre policía. Cuando apenas era un niño de 9 años, recuerda que ya mostraba señales de inquietud creativa. Cortaba una papa por la mitad, escribía algo sobre ella, la pintaba con plumón y luego sellaba hojas en blanco, firmándolas con cualquier garabato que se le ocurriera en ese momento. Aunque parecía un simple juego, de alguna manera reflejaba su búsqueda de algo más.

«Cuando mi papá me vió jugando así, me dijo que desde ese momento supo que sería empresario sin duda. Y no se equivocaba. Desde entonces, el emprendimiento fue algo natural para mí. Tuve varios proyectos a lo largo de los años, hasta que finalmente encontré mi camino en el ámbito industrial, pero siempre mantuve esa inquietud de crear y desarrollar algo propio.»

Llegada su jueventus, tuvo cierta inclinación por la ingeniería civil, logrando culminar la carrera en la universidad Ricardo Palma 1992. Sin embargo se dedicó a la construcción y a los proyectos muy poco tiempo. A los 6 años de haber egresado recibió la oferta de ser gerente de ventas en una empresa industrial.

«Durante los inicios de los años 80, me involucré en varios emprendimientos. Comencé en temas de prensa, creando un formato de venta usando mimeógrafo para publicar una guía comercial y vendiendo publicidad a comercios locales. También me adentré en la construcción mientras aún era estudiante, haciendo diseños y planos. Posteriormente, establecí un estudio y, al finalizar mi carrera, formé una constructora, realizando pequeñas obras. Algunas exitosas, otras no tanto, y otras fueron un fracaso».

Gerente en las industrias

Cierto día convocaron a un gerente de ventas con formación en construcción, y él, siendo ingeniero civil y con experiencia en la construcción, decidió postularse, pensando que vender sería fácil. Es así que logró obtener el puesto como gerente de ventas en una empresa de tuberías plásticas, iniciando así su desarrollo en el área gerencial. El primer día en su nuevo rol, le asignaron una secretaria que le entregó un bloc, papelería y útiles de oficina. Sentado en su escritorio vacío, se dio cuenta de que, aunque había asumido el cargo, no sabía exactamente qué hacer como gerente.

A pesar de su inexperiencia, recurrió a un principio que siempre le había servido: entender que quienes realmente gestionan una empresa son las personas. Con esa idea en mente, convocó a todos los vendedores en su primera reunión apenas cinco minutos después de haber asumido el cargo. Esta acción le permitió conocer al equipo, establecer relaciones desde un enfoque humano y aprender rápidamente cómo gestionar el equipo. Para él, el factor humano siempre fue lo más importante en la gestión empresarial.

«Fue para mí todo un reto porque yo estaba en un campo totalmente distinto sin embargo necesitaba en esa empresa un ingeniero civil me postulé e ingresé y empecé en el mundo de las tuberías y conexiones plásticas. Luego estuve como gerente en dos empresas más del mismo rubro».

¡Quiero emprender!

Tras varios años de estar el sector industrial, Jesús se apasionó por él. La experiencia de ver de cerca los procesos industriales lo cautivó, despertando su interés y compromiso con esta área. Esto lo llevo a tener la idea de que en algún momento el estaría detrás de algo mucho más grande.

Durante una entrevista con un alto directivo de una transnacional en Perú, este le hizo la clásica pregunta: «¿Cómo te ves en 10 años?». Sin pensarlo, respondió que se veía gerenciando su propia empresa. Aunque el entrevistador se mostró sorprendido, Jesús explicó que buscaba ganar experiencia antes de emprender. Finalmente, lo contrataron.

«Tanto tiempo en el rubro industrial hizo que me fascinara. Cuándo estaba como gerente en la tercera empresa sentí que ya estaba preparado. Quería dedicarme a eso y tener mi propia empresa, así que me aventuré».

Desde ese momento, Jesús tuvo claro que quería ser empresario. Comenzó a ahorrar recursos para su emprendimiento, y tras trabajar en tres empresas del mismo rubro, decidió que era el momento de lanzarse. Es así que renunció a su puesto como gerente de ventas y apostó todo por el todo.

Desafíos

Como muchos emprendedores peruanos, no tenía un plan estratégico claro ni todas las respuestas, pero contaba con el deseo de hacerlo realidad. Esta primera experiencia como emprendedor en la industria fue un gran desafío. Aunque tenía un buen conocimiento del sistema de ventas, desconocía los aspectos productivos y logísticos que implican gestionar una industria. Por este motivo, el negocio solo duró tres años, yéndose a la bancarrota.

«Cuando uno enfrenta una quiebra, el mayor reto es encontrar la motivación para levantarse al día siguiente. Recuerdo claramente esa sensación de despertar sin haber dormido bien, preguntándome para qué levantarse o a dónde ir. No tenía ni un sol y encima tenía a mis dos hijos en etapa escolar».

En esos momentos críticos, su esposa jugó un papel crucial. Ella lo sacó de la cama, le puso su terno, y le recalcó que tenía que trabajar. Le dio 10 soles para la gasolina y le dijo que podía iniciar como taxista. Sin conocer bien las rutas de Lima, Jesús empezó en ese nuevo camino. A menudo, se encontraba sin gasolina y sin dinero, dependiendo de que algún cliente le pagara por adelantado. Fueron meses extremadamente duros.

Jesús reflexionó en ese momento y consideró dos opciones claras. La primera era rendirse, aceptar que ese no era su fuerte y buscar algo en lo que pudiera destacarse. Sin embargo, la segunda opción, y la que eligió, fue aprovechar el aprendizaje del fracaso. Sabía exactamente por qué había quebrado y qué errores no debía repetir. Ese conocimiento, fruto de la experiencia, no podía desperdiciarse. Decidido a no rendirse, consiguió nuevamente recursos a través de socios y reunió lo poco que le quedaba. Con esa determinación, comenzó desde cero.

Nacimiento de Koplast

Después de su primer fracaso, Jesús decidió hacer todo lo contrario a lo que había hecho antes. Se comprometió a elaborar un plan estratégico claro y detallado. Visualizó su empresa con una proyección de 30 años y estableció un plan específico de 5 años, con objetivos estratégicos claros para cada etapa. Jesús tenía clara la visión empresarial, lo que permitió que, a pesar del tamaño reducido de su equipo, no se perdieran en el proceso. Es así que en 2002 nació Koplast, ubicando su primera planta el Lurín, Lima.

Alrededor del segundo año y medio, Jesús enfrentó un desafío importante: el retorno de las cobranzas no tenía la rapidez esperada. Sin capital suficiente, la situación se tornó crítica. En ese momento, acudió a los bancos, pero no era sujeto de crédito. Sin encontrar más fuentes de financiamiento y al faltar recursos para comprar materia prima, Jesús intentó buscar apoyo externo. Conversó con algunos socios, pero la respuesta fue desalentadora: si el negocio no daba frutos, tendría que cerrarse.

«El fantasma me perseguía. No podía creer que tendría que cerrar otra vez. Es ahí en donde recorde una del libro «El arte de la guerra» de Sun Tzu. Quién decía que al llevar a un ejército al borde de la muerte, solo quedan dos opciones: ganar o morir».

Con esa mentalidad, reunió a su equipo y les planteó la realidad de manera clara: si no lograban cobrar y conseguir recursos ese día, al día siguiente la empresa cerraría. Contra todo pronóstico, lograron obtener los recursos necesarios justo a tiempo, evitando el cierre.

Clientes potenciales

Para conseguir sus primeros clientes potenciales, Jesús fue osado y estratégico. Su negocio era una pequeña industria en el sector de tuberías y conexiones plásticas. Era difícil enfrentarse a las transnacionales que dominaban su sector. Sin embargo, se enfocó en algo muy importante, trazando el objetivo de que sus productos tengan calidad certificada para poder competir con ellos.

En su quinto año de operaciones, decidió que su empresa obtendría la certificación ISO 9000, logrando ser la primera empresa en su rubro que lo tendría. Esto no solo mejoró su credibilidad en el mercado, sino que también abrió puertas a nuevas oportunidades comerciales tanto a nivel nacional como internacional. Tres años después, en lugar de conformarse con la recertificación, decidió ir un paso más allá y apostó por la trinorma: ISO 9000, ISO 18000 e ISO 45000.

«Este enfoque me permitió competir de tú a tú con las grandes transnacionales, ya que podía presentar un certificado reconocido internacionalmente, equiparable al de los líderes del mercado. Gracias a esta estrategia, la empresa comenzó a abrirse paso en el mercado, y con el tiempo, acumularon muchas más certificaciones que consolidaron su reputación y crecimiento».

Con una reputación sólida y una base de clientes en crecimiento, Koplast se consolidó rápidamente como un referente en la industria de manufactura de productos plásticos.

Dejar la gerencia

Desde el 2008, Jesús tomó la decisión de dejar la gerencia general de Koplas, consciente de que quería dedicarse a otras cosas. Sabía que esa etapa debía cerrarse en algún momento, y desde entonces comenzó a pensar en la sucesión dentro de la empresa familiar. Consideró que su hijo mayor, Rodolfo, debía ser quien continuara con la posta, pero él tenía otros intereses, como el periodismo deportivo, y no veía la gerencia de Koplas en su futuro inmediato.

Jesús le planteó la decisión de manera clara: si entraba a la empresa, sería para formarse como el próximo gerente general, comprometiéndose a un proceso de formación que tomaría varios años. Aunque a su hijo le costó tiempo tomar la decisión, finalmente accedió, y comenzó un proceso de sucesión que duró entre 16 años. Una vez completado, Jesús cedió la gerencia total en febrero del 2024, asegurando la continuidad de la empresa en manos de la siguiente generación. Además, su hija Fiorella también se incluyó en el negocio familiar como Gerente de Administración. 

Cabe señalar que Jesús presidió el Comité de Plásticos de la SNI durante los períodos 2016-2018 y 2018-2021. Asimismo, fue elegido presidente de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), liderando el nuevo Comité Ejecutivo del gremio industrial para el periodo 2022-2024.

Luego de haber consolidado Koplast, Jesús llevó un máster en Gerencia y Administración por la Escuela de Organización Industrial de Madrid, un máster en Administración de Empresas MBA por la UPC y un doctorado en Dirección Estratégica de Empresas DBA del Centrum PUCP.

Consolidación

Koplast se consolidó como una marca que proporciona una amplia gama de productos especializados para la construcción, destacando por su calidad y durabilidad. Entre su oferta se incluyen tubos y conexiones de PVC, esenciales para instalaciones hidráulicas y sanitarias. Además, ofrece cementos disolventes de alto rendimiento para asegurar uniones resistentes y duraderas en tuberías de PVC. También disponen de tubería HDPE (polietileno de alta densidad), reconocida por su flexibilidad, resistencia a la corrosión y durabilidad en aplicaciones de agua potable y gas.

En 2019, Koplast comenzó a exportar al mercado boliviano, donde tuvo una gran aceptación gracias al aseguramiento y la calidad comprobada de sus productos. También  logró la distinción en la categoría “A” del Certificado de Producto Conforme-Sello Sedapal por la calidad de sus productos y su gestión de procesos, los cuales protegen el medioambiente. A pesar de los desafíos generados por la pandemia en 2020, lograron expandirse al mercado de Costa Rica, con el objetivo claro de crecer rápidamente en toda Centroamérica.

Para 2021, la empresa creció más del 30%, ingresando a la industria de tuberías de hierro dúctil para atender proyectos de agua potable y alcantarillado de alta presión. Este plan se ejecutó a través de un Joint Venture con una empresa de la India. Además, Koplast amplió su presencia en el sector de edificaciones económicas del sector público, utilizando perfiles y piezas prefabricadas hechas de Plástico Madera, un material eco amigable que combina desechos plásticos y cascarilla de arroz. participación en las obras de ampliación del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez.

Expansión

En 2023 inauguró su segunda planta de operaciones en la ciudad de Chiclayo, para seguir conectando el progreso. Esta y la primera sede fueron optimizadas con el tiempo para mejorar los procesos de sus materiales. Koplast también fue galardonada en la categoría «Mejor Empresa de Lambayeque 2023» y premiada con el “Recicla 2023” por su gestión sostenible con el país.

En mayo de 2024, la empresa inauguró su tercera planta de producción en Arequipa, dando un paso significativo en su estrategia de expansión a nivel nacional. Con una capacidad para producir alrededor de 2,500 toneladas al mes, esta nueva instalación no solo representó un avance clave para la empresa, sino también un impulso para el desarrollo económico y social de la región sur del Perú.

Finalmente, el aporte de las exportaciones en Koplast representan alrededor del 8% de las ventas totales con despachos a Bolivia, Ecuador, Costa Rica y República Dominicana. Asimismo, apunta sus operaciones en el mercado Chileno y empezar su expansión.