Emprendimientos

Julio Doy: De limpiar casas en Canadá a fundar dos empresas que facturan más de $2.5 millones

Emprender en el extranjero no fue tarea fácil para Julio Doy. Tuvo que trabajar de jardinero, vender periódicos y limpiar casas. Su constancia lo llevó a fundar Kirei Cleaning y KSS Canada.
Por Jordy Acevedo
6 minutos
Julio Doy KSS Canada

Julio Doy, un peruano que dejó su país a los 18 años en busca de mejores oportunidades, migró a Japón donde trabajó como obrero y completó estudios superiores. Sin embargo, el terremoto de Fukushima lo obligó a salir de Japón. En lugar de regresar a Perú, Julio se aventuró a comenzar una nueva vida en Canadá, donde trabajó como jardinero, repartiendo periódicos y limpiando casas. Hoy en día tiene dos empresas que en conjunto facturan más de $2.5 millones. Infomercado se contactó con él y esta es su historia.

Inicios de Julio Doy

Julio Doy vivió en La Victoria hasta los 18 años. En 1993 migró a Japón para trabajar como obrero en una fábrica. Durante su estancia en el país asiático, laboró en una fábrica de autopartes y luego en un banco de células madre en un laboratorio, desempeñándose como intérprete de portugués a español, de portugués a japonés y de español a japonés.

Julio también aprovechó para estudiar Relaciones Internacionales en la Universidad de Nihon. Su objetivo era establecer una empresa en Japón, pero a pesar de haber vivido allí durante 18 años, el idioma siempre fue una barrera para formalizar sus planes. “El idioma en Japón es complicado. Los formularios son tediosos y debes escribirlos correctamente. Por eso no fundé una empresa, aunque hablo japonés con fluidez, no lo escribo muy bien”, comenta.

Cambio de planes: De Japón a Canadá

Sin embargo, el desastre ocurrido en Fukushima en marzo de 2011 cambió los planes de Julio. Diferentes países respondieron, incluido Perú, que envió un avión para evacuar a los peruanos en Fukushima. A pesar de ello, Julio estaba decidido a migrar a un país mejor y no abordó el avión. En abril, postuló a una maestría en la Universidad Fairleigh Dickinson, en Vancouver, Canadá, y tras ser aceptado, viajó inmediatamente con su esposa e hijos.

En Canadá, tuvieron que empezar desde cero. No tenían conocidos, familiares ni capital para invertir en ningún tipo de negocio. Julio trabajó como jardinero, pintor e incluso repartió periódicos para obtener dinero y mantener a su familia. “Llegamos a Vancouver sin capital porque el viaje fue de la noche a la mañana. Vinimos sin nada y comenzamos desde cero”, recuerda.

Además, Julio tenía que reunir fondos para pagar su maestría, que costaba $1,700 al mes. Aprovechó su tiempo libre para trabajar de manera independiente, ya que no podía emplearse en otro lugar debido a sus estudios. “Las empresas no me querían contratar ni siquiera para lavar platos, porque sabían que, como estaba estudiando una maestría, en cualquier momento buscaría un empleo mejor”, comenta.

A pesar de las dificultades, Julio aprovechó cada oportunidad. Con un rastrillo comprado con sus ahorros, comenzó a limpiar hojas en otoño, tocando puertas para cobrar por su servicio. «La misma presión nos hace salir adelante. Crean o no, es un país nuevo donde no conoces a nadie y tienes que buscártelas para sobrevivir», comenta.

El cambio llegó cuando un cliente portugués le sugirió abrir una empresa de limpieza. Inspirado, Julio fundó Kirei en 2011, el mismo año de su llegada a Vancouver. Junto a su esposa Marcela, pasaron de limpiar casas a mantener edificios, hoteles y estadios.

«Un portugués nos dio la idea de abrir una empresa de limpieza y con mi esposa nos animamos. Pasamos de limpiar casas y apartamentos a limpiar edificios. Nos hicimos muy conocidos gracias al boca a boca y a la publicidad por internet», comenta.

El punto de inflexión: La pandemia

La pandemia fue un punto de inflexión para Kirei. Con las exigencias del gobierno canadiense para mantener los locales limpios, la demanda de sus servicios se disparó. «A nosotros nos benefició la pandemia porque el Gobierno dijo que entre más limpieza se hiciera, mejor», comenta Julio. Esto permitió que Kirei creciera rápidamente, facturando más de 1.5 millones de dólares al año.

La empresa de Julio, Kirei Cleaning, consiguió crecer mucho a tal punto de comprar sus propios autos para brindar un servicio más rápido.

Nacimiento de KSS Canadá

El éxito de Kirei llamó la atención de la universidad de Julio, lo que le permitió abrir KSS Canadá en 2012, una agencia de estudios que ayuda a estudiantes latinoamericanos a encontrar las mejores oportunidades educativas en Canadá.

«En Kirei damos empleo a más de 24 personas, en su mayoría latinos. La universidad vio que trabajaba con ellos y me permitieron abrir una agencia de estudios, pero con la condición de que les lleve latinos y así nació KSS Canadá», comenta Julio.

Equipo de trabajo de Kirei Cleaning.

Gracias a este apoyo, KSS Canadá creció rápidamente, estableciendo convenios con más de 150 escuelas y universidades en todo Canadá. Este logro llevó a la universidad a invitar a Julio a dar el discurso de graduación en 2015. «En 2015 me invitaron a dar el discurso de graduados, y luego me volvieron a invitar en 2022, pero se dieron cuenta de que ya lo había hecho antes y me quitaron la invitación (risas)», recuerda Julio con alegría.

Julio Doy durante el speech de graduación en Fairleigh Dickinson University

Expansión y futuro

Hoy, KSS Canadá tiene oficinas en Perú, Colombia, Ecuador y México, ayudando a estudiantes en su proceso educativo y migratorio. «Nosotros como KSS Canadá no cobramos por el servicio, sino la universidad nos paga una comisión por cada estudiante que se matricula gracias a nuestros servicios», explica Julio.

El sueño de Julio es establecer KSS como una empresa líder en Latinoamérica y expandir Kirei a través de franquicias en las principales ciudades de Canadá. Su historia es un testimonio de perseverancia y adaptación, demostrando que, con determinación y creatividad, se puede superar cualquier obstáculo y alcanzar el éxito.

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