¿Keiko Fujimori o Pedro Castillo brindan garantías de un buen gobierno? Conversamos con Juan José Marthans, Director de Economía del PAD UDEP y destacado economista peruano para conocer su opinión sobre la coyuntura electoral y las expectativas sobre el próximo gobierno.
¿Cuál es su opinión de los resultados de la primera vuelta electoral?
A estos resultados debemos agregarle dos conceptos adicionales. Más allá de sorpresivo, estos resultados deben ser interpretados como un camino de riesgos y de oportunidades. Estamos entre dos extremos que para la mayoría de peruanos no resulta convincente. Uno es la posición extremista, cuasi-comunistas y asociados a un grupo de líderes que no han limpiado del todo su recorrido frente a demandas del Poder Judicial. Y otro, una fracción política que no ha sabido desvincularse de los elementos asociados a la corrupción. Si ambas alternativas no presentan una serie de propuestas concretas a las que se comprometen cumplir en su totalidad, aconsejaría a los electores a que no voten por ellos.
O sea, ¿votamos blanco o viciado?
No. Tenemos que optar por una de las dos alternativas, pero por la que nos convenza más. Por lo tanto, que sea lo más detallada y precisa posible, quien ofrezca un conjunto de acciones a tomar. Pero esto no puede quedar en el vacío. Estos dos señores [candidatos] emiten opiniones no siempre acompañadas de verdad, se equivocan, se retractan, no cumplen sus promesas.
¿Cómo evitar que se repita esa historia?
Para evitar que se reiteren en el futuro debemos establecer tres cosas básicas: un plan de acción concreto con compromiso ante todos los peruanos; segundo, ese compromiso debe ser firmado ante un connotado de grupo de garantes, que no tengan antecedentes políticos; y en tercer lugar, luego de conocerse al ganador del proceso electoral, ese compromiso debe estar escrito y firmado frente al nuevo Congreso, de tal manera que estos señores [candidatos] no sientan que, en cualquiera de los dos espacios, tienen carta libre para hacer y deshacer en función a ciertos estereotipos, unos quieren hacer en función de la historia de su papá, otros quieren hacer en función de lo que diga el pueblo. ¡Háganme el favor! ¿Quién va a estar creyendo en ese tipo de sustento? La historia y los compromisos se renuevan, los retos están presentes.
¿Con dicha propuesta podríamos garantizar un respeto a la democracia?
Lo que deseamos los peruanos es que los izquierdistas no vengan con el cuento de que “el pueblo lo va decidir”, eso es mentira, eso no ha sucedido en ninguna parte del mundo. Al pueblo se la ha utilizado y manipulado para desarrollar propuestas extremistas que han acabado como Cuba o Venezuela, que han llevado al fracaso de Latinoamérica. Por lo tanto, debemos ser muy juiciosos sobre los candados le vamos a exigir a las dos alternativas [candidaturas]. Y que en ningún caso debemos optar por el cheque en blanco. Ninguno de los dos la va a tener fácil y les va a costar sangre, sudor y lágrimas llegar a la presidencia del Perú. El compromiso tiene que ser de honor y político.
¿La firma ante el Congreso sería una garantía?
Como hay un segmento fragmentado en el Congreso, a buena hora que el presidente firme frente a ellos. Si no cumple una de sus líneas por la que llegó a ser presidente, se somete a lo que está en la Constitución y la ley. Yo no quiero un presidente que me diga ‘mañana consulto y cambio la Constitución’ o que me diga ‘soy la nueva presidenta porque tengo sangre dinástica voy a hacer lo que se me da la gana’. ¡No por favor!
Se hace difícil la elección…
Hasta ahora no escucho a la señora Fujimori hablar de una clara política anticorrupción, no ha dicho qué hará con Montesinos, y con su padre, Alberto Fujimori. Acá no se trata de decir que ‘tomo la presidencia y como es mi papá, lo libero’. Ella dice que no cambiará la Constitución. ¿Cuál es la razón? ¿Por que la hizo su partido político o la hizo su papá? ¿Esa es una razón de Estado? ¡Por favor! El pueblo quiere cambio y reforma constitucional. Estoy de acuerdo en que no se mueva mucho el capítulo económico, hay que afinarlo. Pero el capítulo político necesita a gritos un cambio. Entonces, si [la candidata Fujimori] me dice ‘no quiero cambios porque esa Constitución estuvo ligada al grupo familiar del cual yo emano’. ¡Por favor! Esa es una razón absurda.
En el otro lado se pide cambio de Constitución…
El otro [candidato] dice ‘quiero un cambio constitucional profundo’, pero se dejarán de lado las leyes que denotaron el éxito macro económico del Perú. ¿Quiénes van a constituir la Asamblea Constituyente? ¿Su vicepresidente, el señor Cerrón? Eso es lo que no queremos los peruanos. Lo que queremos los peruanos es que se aleje de toda posición extremista que lo acompaña y lo rodea. No solamente son extremistas, sino que son carentes de ideas propias, sus propuestas están plagadas de frustración y recelo. Los peruanos nos queremos ni comunismo ni corrupción. ¿Quién ofrece la mejor carta de salida frente a estos dos requerimientos? Ese es el que debe ganar, frente a un conjunto de garantes y un nuevo Congreso.
¿El modelo económico ha funcionado o hay que ajustarlo?
En términos macroeconómicos, el modelo ha funcionado estupendamente. Todos los indicadores señalan crecimiento y reducción de la pobreza. El problema no es macroeconómico sino estructural, no tenemos institucionalidad, tenemos un Estado absolutamente ineficiente, sobredimensionado, carente de línea de acción, de visión, de misión. Esos son los problemas que debemos enfrentar. Las grandes carencias de nuestra población no se derivan de una mala macroeconomía sino de las reformas estructurales que nunca se realizaron.
¿Dónde se manifiesta esa falta de reformas estructurales?
Queremos generar justicia con un Poder Judicial dopado por la corrupción, el sector salud no opera bien, la educación no es un bien que tenga el estándar de calidad que se merecen los peruanos, tenemos una clase empresarial ajena a la necesidad de compartir valor, para un entorno donde la estabilidad y el buen trato al trabajador sean condiciones necesarias para seguir generando riquezas para el sector privado. Empresas externas de origen minero que le han faltado el respeto a campesinos, les han mentido, les han pagado mal, que no han desarrollado las promesas de generar infraestructura adecuada. Una compañía minera no hace en Canadá lo que hace en Perú, es decir, no respetar las normas del cuidado de medio ambiente y del buen trato al trabajador. Como saben que no hay institucionalidad, hacen lo que quieren y lo solucionan tocándole la puerta al congresista, al candidato presidencial o al presidente de turno y se generan leyes a la medida. Eso indigna a los peruanos. En el Perú hemos disfrazado el concepto de economía de mercado por mercantilismo. ¿Tenemos un Estado que responde a las demandas de la gran mayoría? Todas estas carencias generan insatisfacción.
Necesitamos un presidente que piense a futuro, pero elegimos a los que buscan el aplauso diario…
Eso implica tener una clase en política nueva, tener un perfil nuevo de ministros, tener un presidente con compromiso y visión de futuro. Si esto no lo tienen los dos candidatos, debemos empujarlos a que, por lo menos, intenten tenerlo. Para eso, la hoja de ruta es un compromiso frente a los peruanos y ante el nuevo Congreso. Vamos a ver si ahí cumplen.
Los gobiernos regionales tampoco han gastado los recursos asignados. ¿Esto contribuye a la insatisfacción y polarización?
Decir que los izquierdistas no son ladrones, es un cuento. Los dirigentes de los gobiernos regionales y locales han lucrado con los recursos públicos y son los que más daño le hacen al pueblo. El robo no es propiedad de la gente de derecha, los de la izquierda también lo hacen y hay varios ejemplos. Debemos llamar a la reflexión al votante: ¿ha tenido algún beneficio tener 24 o 25 regiones? No. ¿Se puede reacomodar toda esa estructura regional? Sí. ¿Bajo qué concepto? Macro regiones. ¿Podemos cambiar los perfiles de los presidentes de los gobiernos regionales? Sí. ¿Bajo que criterios? Podemos desarrollar un sistema de accountability y arrendamiento de cuentas, para que cada año rindan cuentas de las obras realizadas de acuerdo a un plan establecido.
¿Podemos hacer algo similar con los congresistas?
Podemos establecer requisitos y condiciones para que, al dejar el Congreso, respondan con los resultados de sus propuestas y las leyes que aprobaron. No basta con decir ‘la mayoría lo aprobó, yo no represento a la mayoría’. En el sector privado uno asume la responsabilidad y se rinde cuentas. En el sector público no hay eso. A partir de ahora, los congresistas deberían tener la obligación de rendir cuentas de sus propuestas legislativas. Si hoy día se destruye el sistema privado de pensiones, en tres años quiero saber que pasó. Si un excongresista le hizo daño al país tiene que pagarlo.
En el 2006 se le temía a Ollanta Humala. En el 2011 cambió la estrategia y ganó las elecciones. ¿Podría repetirse la historia con Pedro Castillo?
Castillo y Fujimori deben hacer un acto de contrición público y decirnos qué es lo que quieren hacer. Castillo no puede venir con el ‘cuentazo’ de que el pueblo lo quiso; ese pueblo se llama ‘Cerrón’. O que la señora Fujimori venga con el ‘cuentazo’ de que cambió. Queremos gente de lo mejor, profesional y técnica, que desee trabajar por el bien del país. Esta clase política [fujimoristas] ya tuvo su oportunidad y fracasó pero hoy, por cuestiones del destino, se le está dando la oportunidad de conducir las riendas del país. Esa oportunidad tiene que estar alejada de su entorno si es que quiere ganar. Y lo mismo para el señor Castillo. Lo único que pedimos es que se deshagan de su entorno si es que quieren ganar porque los dos entornos son fatídicos.
¿Quiénes deben ser los garantes de ese compromiso que propone?
No hay que dejarlo en manos de los partidos políticos porque no pasan de ser una caricatura. [La propuesta] es que los que participaron de la selección de la Junta Nacional de Justicia podrían elegir a los connotados garantes. Pueden ser seis personalidades que garanticen el cumplimiento de lo firmado por el candidato que gane y coordinar con el nuevo congreso para que se cumpla la hoja de ruta. Frente al incumplimiento de la hoja de ruta se deberían establecer penalidades para el presidente. Es fácil gobernar sin responsabilidad. Deberían tener responsabilidad frente a todos los peruanos.