El mes pasado, el Gobierno decidió elevar el Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) a cinco industrias: combustibles, cigarrillos, bebidas azucaradas, bebidas alcohólicas y autos nuevos, a fin de desincentivar o reducir su consumo por las externalidades negativas que generan.
Existe un amplio consenso entre los economistas y los gobiernos sobre la aplicación del ISC para reducir las externalidades negativas; es decie, efectos perjudiciales generados, de forma involuntaria, por algunas industrias a la sociedad, como por ejemplo la contaminación en el caso del uso de algunos combustibles fósiles.
No obstante, según el ex ministro de Economía David Tuesta, el alza del ISC también tenía por finalidad aumentar la recaudación, debido al bajo nivel de presión tributaria del país, equivalente al 12,9% del PBI.
Hoy, tras un mes de haberse implementado los cambios en el tributo, todavía hay peruanos que no están al tanto. Según la encuesta urbano-rural de El Comercio-Ipsos, una de cada cuatro personas no está informada sobre el tema.
En el sector de menores ingresos de la población, solo dos de cada cinco están al tanto de la medida tributaria, revela el sondeo.
En cuanto al aumento del ISC a los combustibles, nueve de cada diez peruanos señalan estar en desacuerdo con la medida. El rechazo se da en todos los niveles socioeconómicos: el 77% de la población del segmento A está en contra del impuesto; en tanto que en el sector E, la población en desacuerdo llega al 93%.
Según Macroconsult, el aumento del ISC a los combustibles “ha sido el mejor calibrado” por el Gobierno, debido a que se ha fijado en función del índice de nocividad elaborado por el Ministerio del Ambiente; es decir, los usuarios pagarán más impuestos por los combustibles más contaminantes.
Sin embargo, este es el que mayor presión social ha tenido.
Para evitar un paro nacional de transportistas, el gobierno del presidente Martín Vizcarra aceptó devolver a este sector el 53,6% del ISC al diésel, el combustible más contaminante.
Para Elmer Cuba, socio de Macroconsult, con ello se ha perdido el criterio de gravar la nocividad para este segmento, que representa la mayor parte del consumo de diésel a escala nacional.
A favor
Diferente es la posición de la opinión pública con respecto al aumento del ISC a los cigarrillos, bebidas azucaradas y bebidas alcohólicas.
Según la encuesta El Comercio-Ipsos, siete de cada diez peruanos están a favor de aumentar el ISC a las bebidas alcohólicas, cinco de cada diez a las bebidas azucaradas, y siete de cada diez a los cigarrillos.
En el caso de las bebidas alcohólicas, los estratos de menores ingresos son los que muestran mayor aprobación. Mientras tanto, en el caso de las bebidas azucaradas, es sobre todo el segmento A el que está a favor de gravar más estos productos. En tanto, los segmentos A y B son los que tienen una mayor aprobación del aumento del ISC a los cigarrillos.
Lo que también se ha visto en estos tres grupos de productos ha sido la reacción negativa de las empresas dedicadas a la producción y venta de estos bienes.
Por ejemplo, la Asociación de Bodegueros del Perú (ABP) señaló que, a un mes de la aplicación del ISC, más de 50% de los productos de mayor rotación en las bodegas han sido afectados por la modificación de las tasas, los cuales representan el 50% de sus ventas líquidas.
“Con esta medida tributaria, se estima que se reducirán considerablemente las ventas [de los bodegueros], afectando gravemente el sustento de al menos 414.000 bodegueros y sus familias”, dijo el presidente del gremio, Andrés Choy.
Asimismo, el presidente de la Asociación de la Industria de Bebidas y Refrescos Sin Alcohol (Abresa), César Luza, señaló a que el alza del ISC a las bebidas azucaradas afecta en primer término a la cadena de valor de la industria y en ella, a las más de 300 mil bodegas, cuyo ingreso proveniente de la venta de bebidas no alcohólicas y de cerveza les representa el 60%.
Autos nuevos
Por último, el sondeo revela que seis de cada diez peruanos están en desacuerdo con el aumento del ISC a los autos nuevos. La población de mayores ingresos y la clase media son las que más se oponen a la medida.
El presidente de la Asociación Automotriz del Perú, Edwin Derteano, señala que el reciente aumento del ISC de 0% a 10% a los automóviles y motocicletas nuevas proyecta una reducción anual de hasta 20% en la venta de este tipo de vehículos, lo que aleja al consumidor y afecta la renovación del parque automotor, que tiene un promedio de 13 años de antigüedad.
Vía El Comercio