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Ingeniero peruano becado en Japón crea robots cálidos para la interacción humana

Además de crear robots cálidos a base de materiales suaves, Dante colaboró con ingenieros en China para desarrollar un robot que brinde soporte pedagógico a los niños durante las clases virtuales. Conoce su historia aquí.
Por Diego Arroyo Ojeda
4 minutos
Dante Arroyo crea robots cálidos
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Dante Arroyo es un ingeniero mecatrónico que trabajó como asistente de investigación junto a profesores que estuvieron en Japón y le enseñaron sobre robótica social.

En el 2014, siguiendo el ejemplo de sus docentes, Dante postuló a una beca que lo llevó hasta Asia a estudiar la Maestría en Tecnologías de Interacción Inteligente.

En la Universidad de Tsukaba (Japón) trabajó en proyectos tecnológicos de robótica educativa y social. Su experiencia en el país asiático le otorgó conocimientos que más adelante explotaría en Perú.

Actualmente, Arroyo se encuentra trabajando en Tumi Robotics, una startup peruana que desarrolla proyectos relacionados a robots que monitorean ecosistemas. Además, está siendo reconocido por crear robots cálidos para la interacción humana.

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Los primeros proyectos de Dante

Dante Arroyo, ingeniero peruano.
El ingeniero sostiene que al principio era complicado financiar el desarrollo de robots sociales, pero aplaude que actualmente la situación ya no es así. 

Antes de viajar a Japón, el ingeniero trabajó en en el desarrollo del primer robot submarino en Perú. Asimismo, colaboró con otros proyectos de robots sociales, como el dron Dédalo II, una aeronave no tripulada con rostro que se mostraba sonriente o enojado.

Ya en el país asiático, uno de de sus primeros proyectos fue el desarrollo de un robot que medie la interacción humana y complemente la interacción física. Es decir, el robot puede ser controlado remotamente por una persona, mientras que la otra (que se encuentra lejos) puede interactuar físicamente con él.
«Mi primer interés estuvo relacionado a la educación y la comunicación entre las personas. Nos planteábamos la pregunta cómo podrían los robots complementar la comunicación de las personas que están en lugares distintos«, cuenta Dante a la agencia Andina.

El robot de la pandemia

La pandemia alejó a muchos niños de las aulas y los llevó a seguir clases virtuales. Sin embargo, los menores se distraían. Frente a esta problemática, Arroyo colaboró con ingenieros en China para desarrollar un robot que brinde soporte pedagógico a los niños.

El robot planteado por Dante, quien egresó de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), no iba a reemplazar al profesor, sino llamar la atención del niño y redirigirlo hacia la pantalla con gestos, sonidos, etc.

Estos proyectos eran financiados por el gobierno japonés y la Universidad de Tsukuba.

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Robots cálidos

Dante Arroyo crea robots cálidos
La robótica social que trabaja Dante parte de la interacción humana. Al inicio es meramente visual, pero eventualmente llega a una interacción física: un abrazo, un saludo, etc; a esto quiso llegar. 
«A algunos niños les gusta abrazar o tocar a los robots, se llega a esta interacción física; pero muchas veces están hechos de materiales duros y fríos, como el plástico o metal. Entonces se rompe la interacción«, sostiene Dante.
Ante este obstáculo, el ingeniero participó en otro proyecto que buscaba el desarrollo de materiales suaves para hacer la interacción más amena. Arroyo propuso fluidos internos dentro de la piel del robot para que simulen el calor humano, de esta forma, cuando las personas lo abracen no sientan una máquina, sino a un ser vivo con el que generen empatía.
«Es muy importante tener empatía con el robot porque, si bien se busca que el dispositivo sea útil, una formación de empatía con él da pie a una mejor calidad de vida«, explica.