“Gestión de incompetentes” es un libro de título irreverente. Su autor es Gabriel Ginebra, Doctor en Organización de Empresas y MBA por el IESE, que trabajó de la mano con Juan Antonio Pérez López.
A simple vista puede sonar lo más despótico y autosuficiente, pero desde las primeras líneas te roba una sonrisa.
“Seguro que ha cogido este libro porque usted mismo piensa que vive rodeado de incompetentes. Es cierto. Pero tenga presente desde el inicio – y ésta es la doble perspectiva del texto – que en esta historia el principal incompetente es usted. Si considera que las mayoría de las personas que le rodean son incompetentes, usted seguro también lo es”, refiere la publicación.
De acuerdo con el análisis del portal Lidera Leyendo, el libro es un paseo por la gestión directiva de “carne y hueso”.
«Deja de lado la imagen sublimada del alto directivo de saco, corbata, oficina de vidrio, experto en finanzas y con presentaciones de power point cargadas de números. Se enfoca más en las aventuras del día a día, con equipos reales, cargados de “incompetencias”», refiere el portal.
De acuerdo con el libro de Gabriel Ginebra, «personas comunes, que muchas veces fallan, porque no saben, porque no entienden, porque están mal orientadas o sencillamente el otro extremo: no dan resultados, porque son unos caraduras y no trabajan».
El autor del libro hace una clasificación de los “incompetentes” en una oficina:
- El despistado feliz. Que no es consciente que trabaja mal, se encuentra en su zona ciega y por consiguiente, todo lo percibe como bien, razón por la cual anda feliz. La solución que recomienda el autor es advertir que hay un problema.
- El hiperactivo miope. Que no sabe lo que hace mal. No sabe dónde se equivoca exactamente ni cómo reaccionar. La solución que recomienda el autor es explicar un proceso, más de una vez si es posible.
- El teórico. Que entiende bien de qué se trata el trabajo pero no sabe cómo hacerlo. La solución aquí es dar ideas y ayudar a concretar.
- El torpe. Que sabe cómo hacerlo, pero no tiene práctica y por consecuencia, falla. La solución propuesta es el entrenamiento.
- El asfixiado. Aquel trabajador bien seleccionado, bien entrenado y que ha recibido bien las explicaciones pero que no cumple sus metas por falta de tiempo o apoyo. La solución es brindarle más recursos.
- El bobo y el caradura. Entienden, pueden y saben trabajar bien, pero no lo hacen. La salida aquí es explicarle bien cuáles son las consecuencias de su actitud.
- El distraído. Porque tiene problemas personales. La solución es brindarle apoyo y esperar.
- El deprimido. Aquella persona capaz pero carente de motivación, razón por la cual la solución es corregir y animar.
- El incapaz. Punto de cierre de la lista. Persona no apta para un puesto, cuya única solución es reubicarla en otro departamento de la empresa o en otra empresa.
Creo que todos y cada uno de nosotros, hemos pasado (y seguimos pasando) por alguna fase de incompetencia en mayor o menor grado. Lo más curioso del libro es que, aunque parezca demoledor el título, hace mucho énfasis en el talento humano, el cultivo de personas desde las bases (utilizando las analogías de las canteras del Barcelona y el Ajax) y la humildad, como cualidad principal para la mejora personal y de los equipos.
Antes de culminar, valdría la pena preguntarse ¿Qué tan incompetentes consideramos a quienes están a nuestro alrededor? Si hay muchos, es un buen síntoma para divertirse un rato con el libro entre manos.
[NR]
Los interesados pueden conocer más acerca del libro en la página oficial del autor: Gestión de incompetentes o suscribirse al newsletter del articulista para recibir resúmenes gratuitos semanales: Lidera Leyendo