La empresa Graña y Montero (GyM) anunció que cambiará de nombre, y pide perdón a los peruanos en medio del caso de corrupción Lava Jato.
En la emisión del post, la empresa evidencia el por qué de las disculpas “por los daños causados, las malas decisiones o los actos ilícitos de ejecutivos que ya no están en la organización”.
La compañía indicó además que ha comenzado un proceso de transición hacia una nueva marca, ya que consideran que ya no los representa.
“No queremos quedarnos callados, menos olvidar todo lo que pasó. Estamos comprometidos con el Perú y estamos colaborando con la justicia, con total transparencia, en todo lo que se necesite, para que se pague lo que se tenga que pagar. Desde ahora, ya no somos Graña y Montero. Ese nombre ya no nos representa”, añaden.
El proceso de cambio de nombre se inició con el retiro del logo anaranjado y sus letras y continuará con la aprobación de un nuevo nombre ante los órganos societarios de la compañía.
Se trata de un proceso de transición que afronta la empresa, que anteriormente había solicitado ante la Fiscalía acogerse a la colaboración eficaz en el caso Lava Jato.
Ante esto Augusto Baertl, presidente de directorio de GyM, expresó que “este es el resultado del severo proceso de transformación que iniciamos hace tres años y que hoy ha madurado”.
“Hemos hecho cambios profundos en la organización, vendimos activos importantes para cumplir con nuestros compromisos e implementamos nuevas políticas de gobierno corporativo que aseguren que lo que pasó jamás vuelva a suceder”, señaló.
Cabe resaltar que el jueves 30, la constructora más importante del país presentó al directorio sus estados financieros.
En la que se castigarán las cuentas por cobrar relacionadas con el proyecto del Gasoducto Sur Peruano (GSP), que representan más de US$400 millones en pérdidas, y se incluyen las provisiones por las futuras reparaciones civiles en los casos Lava Jato, que superan los US$100 millones.
Además la compañía cuenta con más de 17 mil trabajadores. Además, señaló que en el 2019 se alcanzaron más de 900 millones de dólares en contratos adjudicados, así como un backlog más negocios recurrentes por 2 mil 94 millones de dólares.