Emprendimientos

Gamarra: De pequeños talleres textiles a ser el emporio comercial más grande de Sudamérica

Gamarra genera 350,000 puestos de trabajo directos e indirectos y contribuye con el 2.6% del producto bruto interno (PBI) nacional.
Por Iveth Yamunaque
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emporio de gamarra

En el distrito de La Victoria, en Lima, se encuentra Gamarra, el mayor emporio textil de Sudamérica. Este lugar no solo es un centro de comercio; es un claro ejemplo de resiliencia y creatividad que marcó la historia del emprendimiento en Perú.

A inicios del siglo XX, Gamarra era un conjunto de talleres y fábricas rodeados por migrantes provincianos que buscaban prosperar. Hoy, este emporio cuenta con más de 50 mil negocios que producen y comercializan ropa para el mercado local e internacional. Pero su desarrollo no fue sencillo. Durante décadas, Gamarra superó crisis económicas, conflictos sociales e incluso la competencia de productos extranjeros.

Conoce la historia de este emporio que continúa inspirando a quienes buscan convertir pequeños sueños en grandes realidades.

Las primeras fábricas textiles

La historia del distrito de La Victoria está relacionada con el desarrollo de la industria textil y el comercio en el Perú. Este relato comienza en 1889, cuando Bartolomé Boggio, un italiano, y Enrique Price, un estadounidense, fundaron la fábrica de tejidos Santa Catalina, que comenzó como una pequeña empresa y con el pasar de los años fue la mayor empresa textil del país, siendo la distribuidora oficial de las populares frazadas de tigre.

Este no fue un negocio cualquiera; su creación se popularizó, introduciendo tecnología de punta y generando empleo para 300 personas, de las cuales 160 eran mujeres. Este hecho marcó a La Victoria como un epicentro textil en la economía peruana.

Cinco años después, en 1894, Gio Batta Isola y Giacomo Gerbolini consolidaron la fábrica San Jacinto, trayendo consigo expertos italianos que crearon la primera escuela de química enfocada en tintes. Por su parte, en 1898, la familia Pardo fundó Tejidos La Victoria, reafirmando el crecimiento del sector textil en la zona.

El desarrollo de La Victoria no solo estuvo impulsado por estas fábricas, sino también por la urbanización que llegó con el gobierno de Augusto Leguía, cuando el distrito fue oficialmente reconocido el 2 de febrero de 1920.

La diversificación comercial y el auge de Gamarra

En 1941, Alfredo Ferrani fundó en La Victoria la empresa La Parcela, especializada en productos de algodón y sintéticos. Poco después, en 1945, el Mercado Mayorista y Minorista de Lima se construyó en terrenos cedidos por la familia Cánepa, consolidando el comercio en 28 de Julio y Aviación.

Fue entonces cuando estas zonas empezaron a tomar fuerza como punto de encuentro para comerciantes y agricultores provincianos, quienes diversificaron la oferta comercial con productos como ropa, muebles, artículos ferreteros y más. Debido a esto, la zona fue llamada La Parada.

El verdadero auge de Gamarra llegó en la década de 1950, cuando emprendedores de diferentes orígenes, como judíos, italianos y chinos, detectaron su potencial para convertirse en el centro textil más grande de Sudamérica.

Moisés Zilberman, un judío y fundador de la empresa ZILTEX, lideró este movimiento, estableciendo redes entre proveedores y clientes, y fortaleciendo la economía local. Durante estos años, la propuesta de Gamarra, basada en la relación precio-funcionalidad, fue especialmente valorada por la clase trabajadora y los migrantes provincianos.

En 1955, la Municipalidad de Lima entregó la berma central de la Avenida Aviación a los comerciantes ambulantes, permitiendo el crecimiento exponencial del comercio.

A finales de los años 60, convencer a los primeros comerciantes ambulantes de instalarse en Gamarra no fue tarea fácil, pues la mayoría carecía de capital, experiencia y maquinaria adecuada. Los inversionistas inmobiliarios de la época ofrecían facilidades de pago para atraerlos a este espacio que, en ese entonces, no era un núcleo comercial establecido.

Gamarra se construyó debido a los migrantes provincianos, quienes llegaban a Lima con la esperanza de un mejor futuro. Trabajaron como albañiles, meseros, operarios de confección y comerciantes ambulantes antes de iniciar sus propios negocios.

Según un informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), los pequeños talleres familiares se multiplicaron, aprovechando costos reducidos gracias a la informalidad y los servicios tercerizados. Estas características fueron determinantes para el crecimiento de la zona. 

Inicio de las galerías

En 1972, una resolución municipal permitió el cambio de zonificación, resolviendo un problema que por años limitaba el desarrollo de Gamarra. Este cambio marcó el inicio de la etapa de las galerías, estructuras que agrupaban locales comerciales bajo un mismo techo, ofreciendo espacios accesibles para pequeños empresarios.

Con ello, Gamarra no solo consolidó su posición como un mercado textil, sino que diversificó su oferta, incluyendo joyería, cosméticos y más.

Empresarios migrantes y provincianos consolidados, comenzaron a invertir en bienes raíces y en la gestión de galerías, posicionando a Gamarra como el epicentro del comercio textil en Perú y un referente en Sudamérica. 

El secreto del éxito de Gamarra radicó en atender un mercado enfocado en la clase trabajadora y los consumidores provincianos que buscaban moda accesible.

Su capacidad para integrar producción, comercialización y distribución convirtió al emporio en una maquinaria económica que albergaba a nuevos emprendedores, promoviendo empleo y creando una masa empresarial que sigue creciendo. 

Desafíos

En los años 80, en medio de una crisis económica y el golpe del terrorismo, Gamarra experimentó un auge en el comercio, aunque inicialmente no dentro de galerías, sino en las calles. Los terrenos aledaños servían como depósitos y corralones, mientras que el comercio ambulatorio era la principal vía de distribución. Este crecimiento reflejaba la resiliencia e ingenio de sus comerciantes, quienes lograron sentar las bases de lo que sería una potencia textil.

A pesar de sus logros, Gamarra enfrenta importantes desafíos. Entre ellos, la competencia con productos importados de bajo costo amenaza la demanda de prendas locales.

Además, la informalidad persiste como un obstáculo para acceder a créditos y expandir operaciones, afectando a numerosos talleres y comerciantes que operan fuera del marco legal.

Asimismo, la infraestructura y la logística son retos constantes en un espacio que maneja un enorme flujo de personas y mercancías diariamente. La congestión vehicular y la falta de sistemas modernos de almacenamiento limitan su capacidad operativa.

Un paso hacia la internacionalización: Marca Gamarra

El 5 de julio de 2024 marcó un hito importante para este emporio con el lanzamiento de «Marca Gamarra», una iniciativa liderada por emprendedores locales para proyectar su oferta hacia el mercado global.

Esta marca, reconocible por su imagotipo con una «G» de diseño textil en colores magenta, celeste y amarillo, busca representar la calidad, accesibilidad y diversidad de sus productos bajo el eslogan «Moda que viste al Perú».

Según los promotores de esta iniciativa, la meta es consolidar la presencia de Gamarra más allá de las fronteras peruanas, ofreciendo productos innovadores a precios competitivos. La campaña de verano 2025, por ejemplo, proyecta ventas de más de un millón de unidades, generando ingresos superiores a S/3,000 millones.

A la fecha, Gamarra genera 350,000 puestos de trabajo directos e indirectos y contribuye con el 2.6% del producto bruto interno (PBI) nacional.

Asimismo, alberga a 50 mil emprendedores que se dedican a la confección y comercio textil. Su ubicación estratégica en las avenidas Aviación y 28 de Julio concentra una oferta variada de productos, consolidando su relación con la moda y el diseño.

En su apuesta por la modernización, Gamarra presentó el 17 de octubre de 2024 la Jack C7 Urus, la primera máquina remalladora con inteligencia artificial. Este avance promete reducir costos y optimizar el tiempo de producción, beneficiando principalmente a las micro y pequeñas empresas (mypes) que representan el corazón de este emporio.

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