Después de una exhaustiva investigación sobre la propuesta de adquisición de Activision por parte de Microsoft, la Comisión Europea ha dado su aprobación al acuerdo, señalando que «representa una mejora significativa para los juegos en la nube» y que los compromisos abordan los problemas de competencia.
Según la Comisión, Xbox, la división de videojuegos de Microsoft, no tendría ningún motivo para negarse a distribuir los juegos de Activision Blizzard, como Call of Duty, Warcraft, Overwatch o Candy Crush, a Sony. Incluso si lo hiciera, Sony «podría utilizar su tamaño, amplio catálogo y posición en el mercado para defenderse».
La Comisión destaca que los compromisos acordados «traerán importantes beneficios para la competencia y los consumidores«, al permitir que los juegos de Activision lleguen a nuevas plataformas y dispositivos, incluyendo a los jugadores más pequeños de la UE.
La noticia era ampliamente esperada desde principios de marzo, cuando Brad Smith, actual presidente de Microsoft, se reunió con el regulador europeo para asegurar que la adquisición no perturbaría el sector de los videojuegos.
En esa reunión, se confirmó que se mantendría el acuerdo para llevar GamePass, la suscripción de videojuegos de Microsoft, al servicio Nvidia GeForce Now, y la intención de Xbox de publicar Call of Duty en las consolas de Nintendo durante la próxima década.
Estados Unidos y Reino Unido no estaban de acuerdo con la adquisición
A finales de 2022, la Comisión Federal de Comercio (FTC) de Estados Unidos presentó una demanda para bloquear la adquisición, argumentando que Microsoft podría retirar contenidos de sus competidores. Hace solo dos semanas, el Reino Unido también vetó la propuesta de Microsoft, expresando preocupaciones sobre la competencia actual.
Aunque los expertos de Bloomberg creen que la decisión de la UE no afectará a los mercados que ya se han manifestado en contra del acuerdo, Microsoft parece estar decidido a seguir adelante.
En respuesta a las afirmaciones de la FTC, Microsoft presentó una respuesta formal en la que se describió a sí mismo como «el tercer fabricante de consolas de juegos» y uno de los muchos diseñadores de videojuegos «con prácticamente ninguna presencia en dispositivos móviles», según Associated Press.
Tras el anuncio del veto del Reino Unido, Smith respondió públicamente en Twitter que apelarían la decisión del regulador británico, la CMA (Competition and Markets Authority), y criticó a la CMA por su «falta de conocimiento sobre el mercado y la forma en que funcionan actualmente la nube y la tecnología».