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Estados Unidos designará a Perú como aliado principal: ¿Qué beneficios traería al país este nuevo estatus?

Según el canciller Hugo de Zela, se trata de un gesto político de confianza en materia de seguridad y defensa.

Por Jordy Acevedo
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La intención de Estados Unidos de designar a Perú como aliado principal no miembro de la OTAN abre la puerta a un paquete de privilegios militares, financieros y de cooperación estratégica que colocaría al país en un grupo reducido de socios preferentes de Washington en la región, junto con Argentina, Brasil y Colombia.

Según el canciller Hugo de Zela, se trata de un gesto político de confianza en materia de seguridad y defensa, pero con beneficios concretos para las Fuerzas Armadas y determinados sectores económicos vinculados a la cadena de defensa.

Beneficios militares y de equipamiento para Perú

El estatus de aliado principal extra-OTAN facilita el acceso de Perú a programas de investigación y desarrollo conjuntos con el Departamento de Defensa de Estados Unidos en equipamiento, municiones y tecnologías asociadas a seguridad y defensa.

Ello incluye la posibilidad de participar en proyectos cooperativos de prueba y evaluación de material militar, así como de suscribir acuerdos de capacitación y entrenamiento recíproco para personal de las Fuerzas Armadas peruanas.

Perú también podría acceder con mayor facilidad a existencias de reserva de guerra de propiedad estadounidense (war reserve stocks) almacenadas fuera de bases de EE. UU., así como a préstamos de equipos y suministros militares para usos definidos en acuerdos bilaterales.

De acuerdo con los marcos legales que regulan esta categoría (como la Foreign Assistance Act), los aliados principales no miembros de la OTAN tienen prioridad para recibir material de defensa excedente y ciertos tipos de municiones, bajo condiciones financieras más favorables que otros países.

Ventajas financieras y de contratación vinculadas a defensa

El canciller Hugo de Zela destacó que la designación mejora la “elegibilidad” de Perú para esquemas de financiación militar extranjera de Estados Unidos, lo que se traduce en acceso preferente o acelerado a líneas de crédito, donaciones o financiamiento blando para la adquisición de equipos y servicios de defensa.

La tramitación de licencias de exportación de material militar y tecnologías sensibles también se agiliza para los países con este estatus, reduciendo tiempos y barreras administrativas.

Adicionalmente, la normativa estadounidense permite que empresas de países aliados principales puedan concursar en determinados contratos del Pentágono relacionados con mantenimiento y reparación de equipos militares en el extranjero.

Esto abre un espacio potencial para que compañías peruanas vinculadas a servicios logísticos, mantenimiento o soporte técnico busquen oportunidades en cadenas de valor asociadas a la defensa, sujeto a requisitos específicos de elegibilidad y certificación.

Cooperación en seguridad, crimen organizado y minerales críticos

La propuesta de la Casa Blanca se enmarca en una agenda bilateral donde la lucha contra el narcotráfico, el crimen organizado transnacional y otras amenazas a la seguridad regional figura como un eje central.

Tras la reunión del 5 de diciembre en Washington, el secretario de Estado Marco Rubio y el canciller Hugo de Zela acordaron intensificar el trabajo conjunto para “desmantelar” organizaciones criminales y reforzar la cooperación en minerales críticos, sectores que podrían beneficiarse de mayor intercambio de información, entrenamiento y apoyo tecnológico.

El reconocimiento como aliado principal no miembro de la OTAN fortalece el marco político para firmar y ampliar acuerdos en materia de seguridad, inteligencia, interdicción y control de fronteras, así como para canalizar recursos estadounidenses hacia programas de fortalecimiento institucional en estas áreas.

De Zela subrayó que la designación coloca a Perú en una “posición privilegiada de cooperación” con Estados Unidos, lo que también tiene implicancias en su perfil diplomático y en su papel como socio clave en la arquitectura de seguridad hemisférica.

​Oportunidades de desarrollo e inversión para Perú como aliado estratégico de EE. UU.

La designación de Perú como aliado estratégico principal fuera de la OTAN abre una ventana para atraer mayor inversión estadounidense en infraestructura, construcción, minería e industria, al mejorar el posicionamiento del país como socio confiable en el entorno internacional, según la Sociedad Nacional de Construcción e Infraestructura (SNCI).

Este reconocimiento refuerza la percepción de estabilidad, cooperación y seguridad regional, factores que suelen ser determinantes en la decisión de grandes empresas y fondos al seleccionar destinos de capital de largo plazo.​

En el plano económico y tecnológico, el nuevo estatus facilita el acceso a programas y mecanismos de cooperación de Estados Unidos que pueden traducirse en financiamiento, asistencia técnica y proyectos conjuntos en sectores intensivos en capital como transporte, energía, logística y defensa.

Esto incluye la posibilidad de participar en iniciativas de investigación y desarrollo, transferencia de tecnología y modernización de capacidades productivas, con impacto directo en la competitividad de empresas peruanas vinculadas a cadenas de valor binacionales.

Naturaleza política del estatus y próximos pasos

El canciller remarcó que la condición de aliado principal extra-OTAN no supone adhesión al Tratado del Atlántico Norte ni compromisos automáticos de defensa mutua, sino una señal política de confianza que habilita instrumentos de cooperación avanzados.

Bajo la legislación estadounidense, el presidente Donald Trump ya notificó al Congreso su intención de otorgar este estatus a Perú, cumpliendo el requisito de aviso con al menos 30 días de anticipación antes de que la designación pueda hacerse efectiva.

De concretarse el proceso, Perú se uniría al grupo de países reconocidos como “major non-NATO allies”, que reciben un conjunto definido de privilegios en comercio de defensa, entrenamiento y programas de investigación, sin implicar una garantía de seguridad por parte de Estados Unidos.

El Ministerio de Relaciones Exteriores indicó que la visita de Marco Rubio a Lima, prevista entre febrero y marzo de 2026, servirá para profundizar la agenda en seguridad, defensa y desarrollo de proyectos conjuntos en el marco de esta nueva etapa de la relación bilateral.