Humberto Correa es un experto con larga trayectoria profesional. Hoy es decano de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional de Piura, pero también ha sido asesor del PNUD y de proyectos financiados por la cooperación francesa, alemana y holandesa. Además, ha sido conferencista e investigador en el BCRP, Perú Cámaras, entre otras instituciones.
Infomercado lo buscó para conocer su opinión con respecto a la otra cara del mega puerto de Chancay, una fuerte inversión china ubicada a 70 km de Lima. ¿Qué efectos tendrá sobre el desarrollo económico logístico de otros puertos nacionales y cómo afectará el desarrollo de las regiones portuarias? ¿Más centralismo?
«Mi mirada plantea una crítica sobre el puerto de Chancay, destacando los desequilibrios que podrían generar en el desarrollo del país. Si bien este megaproyecto promete modernizar la logística portuaria en Perú, también evidencia las fallas en la descentralización y la falta de políticas que impulsan un desarrollo equitativo«, es la respuesta inicial del economista piurano.
Correa señaló a Infomercado que le genera preocupación el efecto que tendrá el puerto de Chancay en la logística nacional. Este megaproyecto está diseñado para manejar grandes volúmenes de carga, lo que podría afectar la competitividad de los puertos de otras regiones, incluidos los del norte del país.
“La entrada en operación del puerto de Chancay podría centralizar el comercio marítimo, relegando a puertos como Paita. Esto significa un retroceso para regiones como Piura, que necesitan infraestructura portuaria eficiente para exportar sus productos agrícolas”, afirmó.
El puerto de Chancay, con tecnología avanzada y capacidad para competir con puertos como Paita, podría desplazar a este último como el segundo más importante del país.
Correa advierte que esta competitividad no se traduce necesariamente en transferencia tecnológica ni en el fortalecimiento de otros puertos regionales como Salaverry o Bayóvar. «Chancay es un puerto especializado y automatizado, con escasas oportunidades de empleo para operadores locales», enfatizó.
Además, alerta sobre las implicancias de posibles exoneraciones tributarias para empresas chinas que operarían en Chancay bajo un modelo de zonas francas. Este esquema, si bien mejora la competitividad, podría poner en riesgo a sectores nacionales, como el textil de Gamarra, al permitir la entrada de productos a menor costo, amenazando millas de empleos.
En contraste, Correa señala que otros países, como Brasil, han logrado modelos exitosos de desarrollo regional, con ejemplos como el de Manaos, donde la inversión extranjera ha integrado capacidades locales y fomentado el valor agregado en las cadenas de producción. En el caso de Perú, estas iniciativas siguen estando aisladas y no han logrado consolidarse como motores de crecimiento nacional.
El economista también menciona que proyectos como Chancay deberían complementarse con megaproyectos de infraestructura, como el tren de Tumbes a Tacna, que permitirían abaratar costos logísticos y conectar de manera eficiente a las regiones con el puerto. Sin estas conexiones, exportadores de zonas como Piura seguirán viendo más rentables enviar sus productos por puertos de Ecuador, como Guayaquil.
Correa alertó que un desarrollo sostenible debe diversificar las oportunidades económicas y no depender únicamente de China como socio comercial principal. En ese sentido, resaltó la necesidad de abrir más mercados, como Estados Unidos y Europa, para evitar los riesgos de concentrar los «huevos en una sola canasta».
“La conclusión es clara: si bien Chancay representa una gran oportunidad para la modernización logística del país, su éxito real dependerá de que se integre en una estrategia de desarrollo regional que cierre brechas y distribuya los beneficios de manera equitativa”, refirió el economista.
Falta de reservorios
Por otro lado, Humberto Correa no evitó referirse a la falta de gestión del agua en la región Piura, un problema estructural que pone en riesgo su capacidad de desarrollo económico. Correa recordó que la región pierde anualmente alrededor del 50% de los 5,500 millones de metros cúbicos de agua que genera, lo que equivale a 2,700 millones de metros cúbicos desperdiciados en el mar por la ausencia de reservorios.
“Esta situación viene desde hace más de 20 años, cuando se comenzaron a plantear proyectos como La Golondrina, San Francisco o Chalapa, que podrían garantizar el riego de 500,000 hectáreas de cultivo y generaría más de dos millones de empleos directos e indirectos”, indicó. Sin embargo, añadió, la falta de voluntad política y de planificación ha postergado estas iniciativas.
El economista lamentó que proyectos como Poechos y el Canal Daniel Escobar fueron fundamentales en su momento, hoy han superado su vida útil.
“Poechos está colapsado y su rehabilitación costaría más de 2,000 millones de dólares. Por eso, es más rentable invertir en nuevos reservorios, cuya construcción podría garantizar agua para la agricultura y la generación de energía eléctrica”, concluyó.