En América Latina, el 70% de las personas con discapacidad enfrentan barreras para ingresar al mercado laboral. En el caso específico de Perú, la situación no difiere significativamente, ya que se observa una proporción similar. La discriminación persiste como un impedimento fundamental que limita el acceso laboral para esta población.
La realidad en Perú revela una situación preocupante para las personas con discapacidad. Con más de 3 millones de individuos viviendo con alguna discapacidad y más de 1.1 millones en edad laboral, se observa un desafío significativo en cuanto a su participación en el mercado laboral.
Un informe del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) destaca que el 58.2% de la Población Económicamente Inactiva con discapacidad no se involucra en el ámbito laboral, atribuyendo esta inactividad principalmente a las barreras de su condición de discapacidad. Estas cifras subrayan la necesidad de abordar y superar los obstáculos que impiden la plena integración de las personas con discapacidad en el ámbito laboral en el país.
La inclusión laboral
Durante el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, Lina Ortiz, líder de la Red de Personas con Discapacidad, renovó el compromiso de la organización en convertirse en un referente destacado en materia de inclusión laboral para personas con discapacidad. Su declaración subraya la importancia de crear entornos laborales accesibles y equitativos, promoviendo activamente la diversidad y la igualdad de oportunidades. Este compromiso no solo refleja un gesto de responsabilidad social corporativa, sino que también impulsa una cultura laboral que valora y respeta la diversidad, contribuyendo así a construir un entorno laboral más inclusivo y justo para todos.
Sueldo bajo
En la mayoría de los países, aquellos que tienen discapacidades tienden a percibir un salario mensual inferior en comparación con quienes no enfrentan esta condición, lo que directamente afecta su capacidad de compra y su calidad de vida.
Aunque la disparidad de ingresos puede ser atribuible en parte al empleo a tiempo parcial entre las personas con discapacidad, los ingresos mensuales más bajos restringen su capacidad de gasto y las colocan en un mayor riesgo de caer en situaciones de pobreza.
Las personas con discapacidad, especialmente las mujeres, se enfrentan a enormes barreras de actitud, físicas y de información que les impiden participar en el mercado laboral, y no disfrutan del mismo nivel de acceso a las oportunidades de empleo que las personas sin discapacidad.
En comparación con las personas sin discapacidad, experimentan mayores tasas de desempleo e inactividad económica y corren un mayor riesgo de encontrarse en una situación de empleo vulnerable, concretamente en trabajos que les expone a un mayor riesgo de caer en la pobreza.