Uno de los principales problemas que afrontan las empresas en el Perú es la informalidad. Según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en la actualidad el 66% de compañías son informales, en su mayoría micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes).
Es decir, 2 de cada 3 empresas son informales en el Perú, entre las que figuran cientos de bodegas. Los argumentos expuestos por estos emprendedores para justificar su decisión son diversos.
Las explicaciones van desde creencias basadas en que la formalización afectará negativamente a sus actividades comerciales, hasta aducir que sus ganancias se verán reducidas. En otros casos, no se formalizan porque, simplemente, desconocen el proceso para hacerlo.
Según Víctor Guaylupo, líder de la Escuela de Negocios de Arca Continental Lindley, se puede deducir que existen dos grandes motivos por los cuales los emprendedores no se formalizan: el miedo y el desconocimiento.
Ventajas de la formalización
En contraste a lo que se pueda pensar, la formalización trae consigo una serie de beneficios que ayudan a impulsar a los emprendimientos locales. Guaylupo identificó cinco ventajas principales que trae consigo la formalización:
- Acceso a regímenes tributarios especiales y laborales.
- Mayor inclusión financiera, a través del otorgamiento de créditos.
- Aumento de la credibilidad frente a los proveedores.
- Ordenamiento de las finanzas.
- Faculta a las empresas para integrarse a asociaciones legalmente constituidas.
- Gozar de beneficios como la Ley del Bodeguero, en donde podrán acceder a menores impuestos, tramitar su licencia de funcionamiento con mayor facilidad y acceder a seguridad social (SIS Y EsSalud), y a supervisión y financiamiento bancario.
- Mayor facilidad para ser parte de capacitaciones y asistencia técnica.
