La revolución en la inteligencia artificial hace que cada vez más se interne en nuestras vidas. Desde redes sociales hasta la generación de imágenes, esta tecnología cada vez va aumentando en innovación. Sin embargo, también se ha colado en el ámbito académico, ya que existen herramientas para generar textos complejos para ahorrar una tarea necesaria de los estudiantes.
ChatGPT es un procesador de inteligencia artificial en el que de manera conversacional responde a las cuestiones que plantee el usuario. Con ello, muchos profesores son timados por el hecho de que sus alumnos están utilizando esta herramienta para ahorrarse el trabajo de escribir los textos de tarea.
Sin embargo, OpenAI, la empresa creadora de ChatGPT, ha desarrollado un detector de texto para determinar el porcentaje de veracidad en las presentaciones hechas por los alumnos. Esta innovación permite reconocer que parte del texto es real y que no.
Lamentablemente esta herramienta no se encuentra correctamente optimizada debido a las pocas actualizaciones que la empresa pone en el software. Por ello, hay formas de como engañar al detector.
ChatGPT está mal visto en el ámbito educativo porque los alumnos no pueden desarrollar y mejorar sus capacidades de imaginación y redacción. Es claro que la inteligencia artificial es útil en casos del día a día, pero debe existir un límite para no perjudicar a la mente humana.
Existen detractores de las críticas a la inteligencia artificial. Nancy Gleason, directora del Centro Hilary Ballon para la Enseñanza y el Aprendizaje en NYU Abu Dhabi, señala que «algunos afirman que la redacción está muerta. No estoy de acuerdo. Los seres humanos junto a la tecnología son el camino a seguir. Como educadores, tenemos que enseñar a nuestros alumnos lo que eso significa en la práctica. La redacción no está muerta, pero el proceso de crear una sí está cambiando».