Jaime Nolasco, un peruano que ha residido en España durante 26 años, tuvo que escapar de las secuelas de la crisis económica dejada por Alan García, así como de los periodos turbulentos marcados por el terrorismo y la crisis política que dejó el expresidente Alberto Fujimori.
Como el menor de tres hermanos, su infancia transcurrió entre los arenales de Villa María del Triunfo, donde disfrutaba jugando a la pelota. A los 7 años, lamentablemente, perdió a su padre, lo que llevó a su madre a buscar oportunidades laborales en Perú, sin éxito, antes de tomar la decisión de viajar a España en busca de un futuro mejor.
Con 19 años, su madre logró llevarlo a Madrid, y cuatro meses más tarde se unió su hermana Karina Nolasco, quien más tarde se convertiría en su socia. Aunque siempre había practicado fútbol, fue en suelo europeo donde Jaime descubrió su verdadera pasión: el voleibol.
En una entrevista con Infomercado, Jaime relata que en Madrid abundan los parques donde la comunidad peruana se reúne para jugar partidos de vóley. Fue aquí donde, junto con su hermana, comenzó a cultivar una verdadera pasión por este deporte, surgiendo así el deseo de fundar un club.
Cansados de la monotonía
Él se graduó en Telecomunicaciones Informáticas en una universidad de Madrid y trabajó en el campo durante una década, desempeñándose en empresas destacadas como Telefónica y Orange. Sin embargo, con el tiempo, comenzó a sentirse atrapado en la rutina laboral.
Fue a los 30 años cuando incursionó en el voleibol, además de mantener su empleo a tiempo completo, una combinación agotadora pero gratificante al final del día. En una conversación, después de un partido de voleibol con su hermana, ambos se dieron cuenta de su descontento con sus trabajos y de la necesidad de buscar alternativas debido a la fuerte crisis económica que golpeaba a España.
«Fue en ese momento cuando decidimos embarcarnos en este proyecto y optamos por no regresar a nuestros trabajos. Decidimos formarnos, ella en el campo del marketing y yo en el ámbito deportivo«, señala Jaime.
Principales retos
El principal desafío fue encontrar clientes dispuestos a pagar esos costos, indica Jaime. Nos enfrentamos a un reto significativo porque teníamos una base de clientes que estaban muy cerca de nosotros pero no estaban dispuestos a gastar ese dinero.
¿Qué hicieron? Optaron por crear una nueva marca, Star Sport. Invirtieron recursos en desarrollar una identidad de marca completamente diferente, con el objetivo de atraer a un nuevo tipo de cliente. La idea era que los clientes que se acercaran bajo esta nueva marca tuvieran un perfil económico distinto, cuenta Jamie Nolasco.
Comenzaron a atraer clientes de un nivel socioeconómico medio-alto que valoraban y buscaban servicios de calidad. Invirtieron recursos en esta área, incluyendo el material de trabajo y aspectos como la calidad del entrenamiento y el branding de la marca.»
«A diferencia de muchos otros clubes que no le dan importancia a estos detalles, para nosotros era crucial diferenciarnos. Aprendimos la importancia de hacer que nuestros clientes se sintieran especiales y que el hecho de estar en el club valiera la pena. Logramos nuestro éxito actual al asegurarnos de que nuestros clientes sintieran que estaban invirtiendo en algo que realmente valía la pena», sostiene Nolasco.
Proyecciones del club
El fundador regresará a su tierra natal para establecer contacto con la Federación Peruana de Voleibol y explorar posibilidades de colaboración. Además, ha mantenido comunicación con José Antonio Cáceres, quien recientemente estuvo involucrado con la selección nacional, así como con Paco Hervas.
«Creemos que actualmente podemos alcanzar metas más ambiciosas. El club se encuentra involucrado en proyectos federativos. Nuestro objetivo principal es alcanzar lo más alto: llegar a la Superliga en España y competir con los mejores clubes del país.»
Jaime Nolasco
En la actualidad, el Club cuenta con más de mil socios, incluyendo niños, jóvenes y adultos, y un total de 67 equipos. Durante la edición anterior de verano, lograron atraer a 400 niños, mientras que para este año tienen como objetivo llegar a los 500 niños.
Además, la temporada estándar abarca nueve meses, desde septiembre hasta mayo. En promedio, los clientes pagan alrededor de 600 euros por este periodo completo de nueve meses.