Félix Rodríguez Luna es fundador de la marca de café peruano Artidoro Rodríguez, que aspira a conquistar Estados Unidos y mejorar la vida laboral de los caficultores de Amazonas. A pesar de dos fracasos empresariales, la inspiradora historia de su abuelo, Artidoro Rodríguez, le mostró una oportunidad de negocios en el café de Amazonas capaz de beneficiar a los propios productores del campo. Infomercado se contactó con él y esta es su historia.
Inicios
Félix Rodríguez es un emprendedor innato que inició su trayectoria empresarial con un centro dental durante sus estudios de odontología. Tras enfrentar dificultades, dejó su carrera en el séptimo ciclo para estudiar administración de empresas. Con una mejor comprensión de los negocios, Félix se aventuró en su segundo emprendimiento: una escuela de Capoeira, un arte marcial brasileño, donde vio la posibilidad de desarrollar un proyecto social.
Con este segundo emprendimiento busqué crear un proyecto social porque siempre me gustaron los proyectos sociales que hacía mi papá con el Estado. Siempre quise hacer un emprendimiento social y lo quise hacer con el deporte.
Félix Rodríguez
No obstante, las dificultades económicas llevaron a Félix Rodríguez a cerrar su proyecto en sus últimos meses. Frustrado, decidió viajar a Rodríguez de Mendoza, la tierra natal de su padre en Amazonas. Allí, a través de conversaciones familiares, descubrió la historia de su abuelo Artidoro Rodríguez.
Mis tíos me contaron que mi abuelo organizaba a su comunidad y en vez de venderle el café que ellos producían al acoplador que iba a la chacra, él viajaba por semanas a un mercado donde iban otro tipo de compradores que exportaban café.
Félix Rodríguez
Aunque Félix nunca conoció a su abuelo, la historia reveló que Artidoro podía obtener un mejor precio por su café sin depender de intermediarios, simplemente viajando un poco. Inspirado, Félix vendió en Lima un saco de café que uno de sus tíos le envió desde Amazonas, dándose cuenta de que era un negocio con potencial de crecimiento.
Nacimiento de Artidoro Rodríguez
En 2017, Félix inició su negocio vendiendo café a familiares, amigos y vecinos. Ante la aceptación del producto, decidió profesionalizarse como tostador y catador de cafés especiales, creando así la marca Artidoro Rodríguez. En este proyecto, unió el propósito de su abuelo, la visión empresarial de sus tíos y la labor social de su padre.
Consciente de que no podría lograr su gran sueño empresarial en solitario, Félix buscó compartir su visión con otros. Así, se unió a su primer socio, Julián Rossello, quien ahora es su gerente de finanzas. Juntos, comenzaron a estructurar Artidoro Rodríguez para atraer a los clientes deseados.
Lograron entrar a los supermercados Wong y comenzaron con 10 tiendas de Cencosud. Presentaron su proyecto a Cencosud con el ambicioso sueño de representar al café peruano en el mundo, y se les brindó la oportunidad de ingresar.
El primer desafío fue entender todos los costos y la logística. Sin dinero para cubrir estos aspectos, se encargaron personalmente de hacer todo el trabajo operativo: recoger el café de la agencia, lo tostaban, lo empacaban y lo colocaban en las góndolas.
Además, comenzaron a implementar marketing con storytelling, una estrategia no muy costosa que les permitió contar su historia y dar personalidad a su marca. Asistieron a ferias y se esforzaron por llegar a su público con la historia de su café.
Pandemia y despegue de Artidoro Rodríguez
La presencia de la marca en las tiendas se disparó de 10 a 100 casi de la noche a la mañana. Sin embargo, se toparon con un obstáculo: la falta de capital y la indiferencia del banco. Para superarlo, recurrieron al capital de trabajo que Julián.
La llegada de la pandemia complicó aún más las cosas para los socios. Julián, cuya esposa estaba a punto de dar a luz a gemelos y cuyos padres, tras quebrar en Brasil, regresaban a Perú, se vio obligado a buscar un empleo que garantizara los ingresos necesarios para cubrir sus necesidades.
A pesar de todo, Julián consiguió un préstamo que permitió a Félix continuar con el negocio. Durante esta etapa, Félix conoció a Nicoll, quien se convertiría en su esposa. Como experta en ventas, Nicoll contribuyó significativamente al crecimiento de la marca Artidoro Rodríguez.
Al principio, la pandemia nos chocó porque no sabíamos cómo íbamos a afrontar esta crisis, pero luego se volvió una gran oportunidad para crecer como negocio porque la gente gastaba todo su dinero en los supermercados.
Félix Rodríguez
Posteriormente, se unieron al equipo Héctor y Víctor, ya que Félix y Nicoll necesitaban más manos para el trabajo. Sin embargo, sintieron que se estancaban a pesar de que la pandemia representaba una oportunidad, dado que la gente acudía a los supermercados para abastecerse.
A medida que los pedidos aumentaban, la falta de capital de trabajo se convirtió en un problema. Félix tuvo que buscar un socio potencial y así conoció a Álvaro Meza-Cuadra, un influencer amante del café y de las motos. Álvaro se enamoró del negocio y aportó el capital necesario, compartiendo el sueño de Félix de hacer crecer la marca.
Cafetería propia
Al finalizar la pandemia, la gente recordaba sus stands y carteles, solicitando un lugar para degustar su café. Por ello, buscaron un socio inversionista para abrir su propia cafetería. Su suegro invirtió en el proyecto, permitiéndoles abrir su propio local. Así, tenían dos líneas de negocio: distribución y cafetería. En su primer mes, alcanzaron el punto de equilibrio, lo que convirtió en atractivo al negocio para los inversionistas.
Sin embargo, enfrentaron un problema de capacidad, ya que no podían producir todo lo que vendían. Aprendieron a apalancarse con inversionistas, todos cercanos a ellos.
Tuvimos un happy problem porque teníamos muchas ventas, pero no teníamos la capacidad para producir todo lo que vendíamos. Así que aprendí a buscar inversores para hacer crecer el negocio.
Félix Rodríguez
Con el tiempo, invirtieron en una tostadora, una unidad de negocio más costosa. Este crecimiento les hizo ver la necesidad de profesionalizar la empresa.
Félix consultó a su hermano para que les ayude con la organización de la empresa. Fue entonces cuando se percataron del gran potencial de la compañía que habían creado. Finalmente, se organizaron como compañía y establecieron un laboratorio como centro de educación e innovación, preparando a las personas en el mundo del café.
Cuando mi hermano nos organizó como compañía, nos dimos cuenta del ‘animal’ que habíamos creado. Entonces nos preguntamos: si en nuestro desorden hemos crecido, ¿cómo será si nos ordenamos?
Félix Rodríguez
Expansión a Estados Unidos
Decidieron emprender un viaje a EE.UU. motivados por una oportunidad que les presentó el hermano de su cuñada. Este les habló de un amigo en Virginia, Felipe Muñoz, que desde hace tiempo mostraba interés en invertir en un negocio peruano.
Originalmente, tenían planeado internacionalizar su negocio para el 2025, pero esta oportunidad aceleró sus planes. Se reunieron con el amigo y le explicaron su modelo de negocio. A este le fascinó la idea de cómo el café pasa del campo al supermercado y finalmente a la taza del cliente, mostrando un gran interés en la propuesta.
Artidoro Rodríguez Café tiene un plan en marcha en Estados Unidos que incluye la inauguración de un café de su marca. A partir de mayo, este café comenzará a operar desde Taty’s Chicken, un restaurante en Manassas, Virginia, conocido por su especialidad en comida peruana. El restaurante fue establecido por Felipe Muñoz, un empresario de origen peruano.
Nuestro objetivo aquí es abrir puentes entre los productores y los nuevos mercados internacionales. Por ello consideramos que Estados Unidos es un punto neurálgico, ya que este país concentra gran parte de las exportaciones de café.
Félix Rodríguez
Proyectos a futuro
Félix Rodríguez, con una visión inquebrantable, aspira a posicionar a Artidoro Rodríguez como un referente del café peruano a nivel mundial. Hoy en día su empresa comercializa café peruano en más de 300 de las principales cadenas de supermercados del país.
Su negocio se convierte en el puente que une a los productores con los compradores internacionales, aportando capital y experiencia para que los caficultores puedan centrarse en mejorar sus métodos de producción.
Además, Félix tiene el sueño de generar un impacto social significativo. Planea inaugurar una fundación el próximo año que brindará apoyo a las comunidades rurales. Entre sus objetivos está combatir la anemia en los niños de las zonas cafetaleras y desarrollar proyectos para llevar agua potable a estas áreas.
Félix expresa su gratitud a todo su equipo por compartir su visión y trabajar incansablemente para alcanzar los objetivos que se proponen año tras año. Su historia es un testimonio de perseverancia, innovación y compromiso social, y continúa inspirando a otros a seguir sus pasos en la industria del café.