El 12 de junio de 1968 se publicó la Ley 17040 que autoriza el funcionamiento de la «Universidad Particular Universidad de Piura». Casi un año después, el 29 de abril de 1969, la Universidad de Piura inició su vida académica con 97 alumnos y 9 profesores en el Edificio Principal. Hoy, 50 años después, el rector de la UDEP, Antonio Abruña Puyol, conversa con Infomercado y nos cuenta los próximos retos de una de las mejores universidades del país.
“Todo lo grande en el mundo empezó pequeño”, es una de las frases emblema de las celebraciones de los 50 años de la UDEP. ¿Cuánto ha crecido la UDEP?
La universidad empezó siendo muy pequeña, un tercio del edificio principal. Hoy son muchos los edificios y un bosque seco que es el típico de Piura. Más allá de ello, en la UDEP hay cerca de 14 mil graduados, tenemos una filial en Lima que es casi la mitad de Piura y seguirá creciendo; el número de estudiantes en pregrado son más de 8 mil y 1500 en posgrado. La influencia de todos los graduados es importante porque están colocados en las mejores empresas y en diversos emprendimientos. Esto es el comienzo. Porque 50 años es poco para una universidad. Recuerdo que me decían cuando llegué a la Universidad: ‘los donantes brindaron 130 hectáreas, en 50 años hemos ocupado la mitad, en 150 años quizá dichas hectáreas quedarán pequeñas’. Una universidad es muy diversa en facultades y centros de investigación. Hemos empezado pequeñitos y hoy se nota que ha habido gran crecimiento.
“Mejores personas mejores profesionales” es el slogan que ha caracterizado a la UDEP durante estos últimos años. ¿Este slogan ha calado en la sociedad o aún falta para que tenga la relevancia que buscan?
A mí me gusta mucho. Tuvimos discusiones al respecto y algunos ningunearon el slogan. Los acontecimientos recientes del país y sus instituciones prueban que el slogan es muy actual. Las instituciones están hechas de personas y si esas personas no son probas las instituciones no funcionan. En medicina si el médico no actúa bien, se le muere el paciente. En ciencias sociales, el efecto del mal trabajo demora en notarse, pero el tiempo lo confirma. Es importante que cada vez nos demos cuenta que debemos ser mejores profesionales, pero por mucha frontera del conocimiento que tengamos o logremos, si las personas no actúan con rectitud, con independencia más allá de lo que se piense, debemos incidir en la rectitud del actuar. La rectitud lleva a ponerse de acuerdo a pesar de las diferencias intelectuales o de gusto que se tenga, nunca llevarlo al plano intelectual, porque eso construye sociedades con un solo pensamiento y eso no es bueno. Por eso creo que es un lema excelente.
En ese afán de conseguir mejores profesionales han aparecido los rankings. ¿A ustedes les preocupa tantos rankings y tantas mediciones para las universidades?
Los rankings son una realidad profesional, la evaluación no tiene por qué asustarnos. El punto es entender cómo están diseñados los rankings para actuar en lo que se debe hacer de acuerdo a ello. A nuestros alumnos los evaluamos y a nosotros como universidades no nos tiene que dar miedo que nos evalúen. Hay temas objetivos, el número de doctores, las universidades donde han estudiado los doctores, el número de alumnos por profesor a tiempo completo, es evidente que aunque las universidades nos llamemos igual tenemos nuestras diferencias por cosas concretas. Si en una universidad como la nuestra tenemos 20 alumnos por profesor de tiempo completo es mejor que tener 80 alumnos por docente a tiempo completo. Que los rankings son relativos, probablemente sí porque hay muchos sistemas de medición, pero es mejor estar en ellos. Esto se complementa con la regulación, pero es cierto que ayuda a mejorar, es autocrítica y autoevaluación para saber cómo estoy en comparación con otras universidades.
¿Los rankings cuánto han condicionado la planificación estratégica de la universidad?
Dentro de todos los rankings hay temas fundamentales: número de profesores, la formación de los profesores, el producto de esos profesores que se expresa en investigación y docencia, buen equipamiento. Sobre esos temas, a nosotros no nos ha afectado especialmente, tenemos muchos profesores a tiempo completo, el 95% formado en universidades extranjeras. Si nos afecta en temas formales, tenemos que formalizar todo lo que hacemos, a los profesores nos cuesta registrar todo lo que hacemos porque nos lleva a cambiar algunos modos formales, pero eso no es malo, pero nos tiene que llevar a cambiar un poco de mentalidad.
Cuando la UDEP surge en 1969 solo existía la Universidad Nacional de Piura. Por muchos años fueron las dos universidades insignia de la región. Hoy existen casi una decena de universidades y podrían llegar a doce. En ese contexto, ¿cuál es el papel que cumplirá la UDEP en los próximos años en la región?
Desde el primer momento dijimos que queremos ser una universidad de calidad, es decir, estar al nivel de las mejores universidades del mundo. En pequeño, creo que esto es así. Por nuestras aulas, de acuerdo a nuestra última Memoria Institucional, han pasado 166 profesores extranjeros a dictar clases y provienen de las mejores universidades del mundo. Ese es nuestro objetivo. El que haya más universidades no es malo mientras haya alumnos, y los hay porque el Perú es un país joven. El problema era antes que no habían suficientes universidades para acoger a todos los que querían realizar una carrera universitaria. Quizá ahora haya demasiadas, no lo sé, pero lo importante es que todas las universidades sean lo mejor posible. Para nosotros no son competencia, aunque algunos alumnos se vayan a otras universidades. Nunca me ha planteado que el que existan más universidades sea algo negativo, sino que es algo bueno para la sociedad. Me preocupa que nosotros seamos buenos. Me preocupa que tengamos buenos alumnos. Nosotros tenemos un programa de becas y de escala y no son pocas las que damos, el 20% de nuestros alumnos están becados en la UDEP. Llevó viviendo en el Perú 40 años y la mejor política pública que he visto es Becas 18 y todo este sistema que el estado brinda para los que tienen capacidad intelectual pero no gozan de condiciones económicas; eso es muy bueno y debemos ir hacia eso. Ojalá sea en la UDEP y que tengamos los financiadores.
Y en esta historia del crecimiento de la UDEP, ingresan a Lima con universidades consolidadas. ¿Cómo va su consolidación en la capital?
Hace poco leía a una autoridad de la Universidad de Harvard donde decía que dicha universidad había perdido su esencia porque había perdido su ideario. Nosotros somos una universidad con un ideario muy claro desde el comienzo: nos mueve el servicio a la sociedad bajo una inspiración cristiano católica y eso nos hace tener una identidad muy clara. Las instituciones que contratan a nuestros graduados saben de dónde vienen y que se nota que hay algo distinto porque somos una universidad con una identidad muy clara. Las cosas en Lima van muy bien, pero nos comienza a faltar espacio. El problema va a ser el mismo de Piura: conseguir los mejores alumnos posibles.
¿Habrá nueva oferta académica en el corto plazo?
En el corto plazo crecemos mucho en posgrados. Nos hemos dedicado a formar profesores que ya están consolidados y con especialidades muy claras. Esos profesores con doctorados en el extranjero y gracias a sus contactos construyen posgrados de alto nivel académico. Seguro que creceremos en alguna carrera de pregrado, acabamos de crecer con Arquitectura, Medicina y Sicología. Estas últimas podrían instalar en Piura, aunque no a corto plazo. Estamos planteándonos una carrera de pregrado más.
¿Cómo va el proceso de internacionalización y que ya lleva algunos años de haberse empezado?
Siempre vuelvo al principio que son los profesores. De los cerca de 400 profesores a tiempo completo, 200 somos doctores y los otros tienen maestría y están camino al doctorado. Casi todos somos doctores en universidades extranjeras y hemos creado una serie de redes y esto es parte del principio de internacionalización. Tenemos muchos convenios con muchas universidades, al inicio era mayormente con Europa y ahora tenemos con universidades del ámbito anglosajón como Harvard, British Columbia (Canadá), Universidad de Nueva York. Tenemos proyectos de investigación e innovación donde hay universidades extranjeras involucradas. Luego muchos alumnos se van a estudiar al extranjero como a Europa, Estados Unidos, Latinoamérica y Asia. El Instituto Confucio del gobierno chino permita hacer estadías en dicho país. La internacionalización sigue siendo un objetivo.
¿Cuál es la propuesta de la UDEP para los próximos 50 años, tanto para la región donde nació y como institución educativa nacional?
Cuando se inicia la UDEP se inicia como una apuesta descentralizadora, el Perú no es solo Lima, sus regiones son importantes sino no va a crecer. Esta es la apuesta de la Universidad y cada vez es más clara. Hay que desarrollar la sociedad. La formación es esencial. Le escuché decir a un ministro de economía, exalumno de la UDEP, que hay dos aspectos muy importantes para el crecimiento del país: educación y salud. Piura en educación universitaria creo que está bien. Hay mejorar la educación básica en zonas rurales. Nuestra región lo tiene todo y tenemos que ordenarnos y trabajar juntos. En eso creo que aporta la Universidad. Hemos trabajado algunos problemas de Piura conjuntamente con otras instituciones, aunque no nos hicieron caso y luego el tiempo nos dio la razón. Ojalá las autoridades actuales que recién empiezan y que algunas dan esperanza – esperemos que todas den esperanza – vayamos juntos por el crecimiento de Piura.