Emprendimientos

Amilcar Areche: De entregar volantes desde los 9 años en las calles de Lima a construir una marca referente en la industria de la melamina

Ares Mobiliario tiene planes ambiciosos para seguir expandiéndose con el único objetivo de generar más oportunidades de empleo.
Por Iveth Yamunaque
8 minutos
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Amilcar Areche Escobar es un huancavelicano que enfrentó desde muy niño una realidad marcada por la falta de recursos, pero nunca dejó que eso definiera su futuro. Con esfuerzo y una visión clara, transformó su taller inicial en una empresa competitiva que lleva más de 12 años en el mercado.

Ubicada en un entorno humilde, ARES Mobiliario evolucionó hasta contar con una moderna infraestructura que refuerza su liderazgo en el sector. Sin embargo, su éxito no se debe únicamente a sus capacidades técnicas, sino también a las relaciones comerciales sólida y la fidelidad de los clientes, quienes los impulsan a seguir adelante.

Hoy, esta compañía no solo destaca por la calidad de sus productos, sino también por su compromiso con la excelencia. La historia de ARES Mobiliario S.A.C. es una prueba de que con dedicación y pasión es posible alcanzar grandes metas, sin importar de dónde se comience.

Amilcar Areche y sus inicios

Amilcar nació en Huancavelica, pero a los 8 años se mudó con su familia a Lima en busca de oportunidades. Eran siete hermano, sin embargo, por cosas de la vida perdió a una se sus hermanas.

Tras enfrentar esta gran pérdida, Amilcar, desde niño, tuvo que asumir responsabilidades para ayudar en casa . Por ello, a los 9 años ya trabajaba repartiendo volantes en las afueras del Poder Judicial y ayudaba en restaurantes locales.

El trabajo se convirtió en una constante en su vida. Con el pasar de los años, se hizo conocido entre los locales aledaños y tiempo después se unió a un negocio de fotocopias, donde permaneció hasta los 16 años. A esa edad, su camino dio un giro inesperado cuando decidió postularse a un empleo temporal en una empresa, a pesar de no cumplir con la edad mínima requerida. 

Amilcar sabía que debía esforzarse para poder permanecer en este empleo, debido a que el gerente le comentara que sería probado durante un mes. Su arduo esfuerzo logró que fuera seleccionado, a pesar de no ser formalizado por su corta edad.

Comenzó limpiando piezas en el área de Control de Calidad, pero su interés por aprender lo llevó a pedir cambios. En el almacén, enfrentó un desafío físico al tener que cargar planchas de 80 kilos, lo que a su corta edad le demandaba el mayor esfuerzo posible, pero nunca demostró ser conformista, por ello, seguía aprendiendo cosas nuevas.

Durante sus descansos, observaba y pedía a sus compañeros que le enseñaran a manejar maquinaria. Su iniciativa no pasó desapercibida, debido a esto su jefe tomó en cuenta su trabajo y lo felicitó por la iniciativa que estaba tomando en la empresa.

Amilcar, no quería dejar de prepararse, por lo que desde el tercer año de secundaria asistía a clases nocturnas mientras trabajaba durante el día. De esta manera pudo terminar el colegio a los 18 años.

Un año después, decidió estudiar Administración de Empresas en un instituto. Sin embargo, su rutina no era sencilla. El largo viaje desde San Juan hasta su instituto lo obligaba a pedir un traslado laboral a una tienda más cercana.

La empresa aceptó trasladarlo, pero con una condición: debía asumir un puesto inferior al de jefe y trabajar como operario. A pesar del aparente retroceso, aceptó el cambio. Para su sorpresa, poco después lo designaron nuevamente como jefe, demostrando que su desempeño y liderazgo eran clave para la empresa. Estuvo en esa posición durante un año hasta que decidió dar un paso más: independizarse.

Desafíos para emprender

Amilcar pasó por una etapa en la que quería descubrir nuevas experiencias, pues su última instancia en una tienda de muebles no fue la mejor. Después de su renuncia, Amilcar contempló buscar nuevas oportunidades laborales. Con una hija de apenas dos meses y sin empleo, el joven enfrentaba un panorama complicado. Sin embargo, su determinación lo llevaría a construir un negocio desde cero.

Mientras preparaba su currículum, su hermano mayor, Filemón, lo motivó a considerar el emprendimiento. Aunque la idea era atractiva, había un obstáculo con el dinero, pues Almicar solo contaba con S/1,000 ahorrados, los costos iniciales parecían inalcanzables.

Alquilar un pequeño local en una zona estratégica como Surquillo, que conecta con distritos importantes de Lima, requería al menos 2,000 soles, considerando el mes de garantía y el de adelanto. Pese a las dificultades, su hermano decidió prestarle otros 1,000 soles. Con esta suma, Amílcar dio el primer paso hacia su sueño.

Sin embargo, los S/2,000 se agotaron rápidamente en el alquiler del local. Sin herramientas ni recursos adicionales, Amilcar recordó a un exgerente belga que había confiado en él desde joven. Con valentía, le presentó su proyecto. Para su sorpresa, el exgerente le prestó 5,000 soles, convencido de su potencial.

En el 2011, con este capital, el joven adquirió herramientas básicas y empezó a trabajar desde una cochera de a penar 30 metros cuadrados. Aquí se crea la empresa peruana FORMC CENTER teniendo como primer principio ser una empresa dedicada al corte especial de piezas de melamina.

Sus primeros proyectos fueron pequeños muebles como zapateras y mesas de noche. Aunque no tenía clientes inicialmente, antiguos conocidos comenzaron a recomendarlo. La calidad de su trabajo y el boca a boca fueron fundamentales para atraer nuevos pedidos.

Al cabo de un año, la cochera resultó insuficiente, por lo que Almicar alquiló otro espacio en la misma casa, pero pronto enfrentó el mismo problema: el crecimiento de su negocio exigía un lugar más amplio. Fue entonces cuando encontró un local de 200 metros cuadrados en la avenida Panamá, frente a Maestro. El alquiler de 10,000 soles mensuales parecía una barrera inalcanzable, sin embargo, logró conseguirlo.

Desde el principio, Amilcar destinó todos sus ingresos a invertir en el negocio. Durante dos años, decidió no cobrar un sueldo, priorizando el pago de deudas y la adquisición de equipos esenciales. Su primera gran inversión fue una máquina circular de segunda mano, seguida por una canteadora, financiada con un préstamo bancario de 30,000 soles. Aunque dudó inicialmente, confió en que el riesgo valía la pena.

Esta estrategia le permitió integrar todo el proceso de producción, desde la compra de materia prima hasta el producto terminado, fortaleciendo su negocio y ampliando su clientela. Además, comenzó a ofrecer servicios a otros carpinteros, lo que diversificó sus ingresos.

Entre 2015 y 2016, el proyecto dio un giro trascendental al consolidarse como ARES Mobiliario S.A.C., una empresa familiar que tenía como socios, y de una manera equitativa, a Amilcar y sus hermanos. Este cambio no solo marcó un nuevo nombre, sino también un nuevo nivel de profesionalismo y excelencia en sus operaciones.

Su siguiente desafío llegó con el Hotel Holiday Inn frente al aeropuerto de Lima. En esta ocasión, el dueño planteó una exigencia inusual: contar con un local más grande, de al menos 1,000 metros cuadrados. Así, alquiló un espacio en Los Olivos exclusivamente para este trabajo. Lo que empezó como un local temporal, se convirtió en una de las cuatro tiendas que tienen en Lima.

Con el pasar de los años ARES Mobiliarios logró consolidarse y ser un referente en la industria de la melamina en el mercado peruano, por ello, Amilcar decidió evaluar más oportunidades de expansión y vio en el norte otro gran inicio.

La apuesta por Piura y la transformación del mercado

Por ello, desde el 2019, Amilcar tenía en mente ingresar al mercado de Piura, donde su primer gran proyecto fue el mobiliario del Hotel Holiday Inn en Piura. Sin embargo, enfrentó un obstáculo inesperado: la percepción negativa hacia los muebles de melamina, asociados con productos de baja calidad. Por ello, espero un año más para tener una evaluación más acertada en la industria.

La paciencia dio resultados y pronto comenzaron a ejecutar proyectos destacados en la región, como las oficinas de Konecta en la Plaza de la Luna y el hospital de Sullana. Paralelamente, emprendieron una campaña educativa para explicar las diferencias entre la melamina estándar y la melamina RH, diseñada para resistir la humedad, ideal para cocinas y baños. Este enfoque no solo cambió la percepción del producto, sino que consolidó su liderazgo en el sector.

Por ello, en 2024 lograron abrir una nueva tienda en Piura, impulsando no solo la oferta de productos y servicios en el sector de la melamina, sino que también generando un impacto positivo en la comunidad local. La apertura de la tienda conlleva la creación de nuevos puestos de trabajo, brindando oportunidades laborales a decenas de piuranos.

Con miras al futuro, la empresa tiene planes ambiciosos para seguir expandiéndose en Piura, con el único objetivo de generar más oportunidades de empleo y contribuir al desarrollo económico de la región.

Este acontecimiento marca el inicio de una nueva etapa en la expansión de la compañía fuera de la capital, donde ya cuenta con tiendas en Surquillo, Los Olivos y Comas.

Es importante resaltar que, ARES Mobiliario S.A.C. colabora estrechamente con NOVOPAN Perú, empresa que produce la melamina Pelikano cuyas cualidades del producto es que se encuentra elaborado a base de pino y eucalipto. En cuanto al compromiso ambiental, Pelikano lleva a cabo una iniciativa de reforestación. 

Con visión, perseverancia y estrategias adaptadas a las necesidades del mercado, este emprendedor demostró que los desafíos son oportunidades disfrazadas.

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