Aitana López no necesita hacer ejercicio, ni siquiera realizar una rutina de belleza, tampoco pasa extensas horas de trabajo en sesiones de fotos; y aún así, puede ganar 11 mil dólares al mes por publicidad. Aitana no enfrenta los problemas típicos de los influencers porque ella no existe físicamente. Ha sido creada por una agencia española especializada en diseñar modelos hiperrealistas.
En un contexto donde lo artificial desafía los límites de la realidad, debemos preguntarnos: ¿Estamos preparados para las implicaciones de esta generación de modelos virtuales?
Aitana López es una mujer de cabello rosado. ‘Tiene’ 25 años y aparenta tener un carácter fuerte. En sus fotos, especialmente en Instagram, donde posee más de 100 mil seguidores, parece llevar una vida de ensueño: viaja, asiste a conciertos y utiliza ropa de marca. Es perfecta para campañas de marketing y de comunicación, ya que puede ser diseñada según las necesidades del cliente. El control sobre estas creaciones es un punto clave para su uso. Por ello, modelos AI como Aitana siguen apareciendo en todo el mundo debido a los beneficios que aportan a los negocios.
Sin embargo, estas creaciones plantean varios dilemas:
Delgada línea entre lo verdadero e irreal
Los usuarios que siguen estos perfiles quizás no sean conscientes de lo que están consumiendo. Estos modelos AI suelen imitar situaciones, escenarios y, por supuesto, un ideal de belleza inalcanzable. Fomentar expectativas irreales sobre la apariencia y el estilo de vida puede generar problemas de autoestima y satisfacción personal.
Derechos de autor y alcance legal
Al igual que muchas aplicaciones de AI generativa, la creación de modelos o influencers virtuales puede tener implicaciones legales relacionadas con la propiedad intelectual de su proceso de creación. Además, surgen dudas sobre la responsabilidad y el alcance de su uso en la sociedad.
Manipulación de los ciudadanos
La creación de estos modelos AI abre la puerta a innumerables usos para influenciar la opinión pública. Podrían ser utilizados para difundir noticias falsas, desprestigiar a personas, fabricar bulos y generar controversia para dividir opiniones. La manipulación podría convertirse en un uso habitual de estas tecnologías.
En la actualidad, con bastante cuidado y minuciosidad, podemos detectar que estos modelos son artificiales. Sin embargo, llegará un futuro donde estos avatares podrán tener voz propia, movimiento natural en sus videos e incluso generar respuestas en tiempo real.
Por ello, es importante mantener una actitud crítica ante estas creaciones y educar a la sociedad sobre los diversos usos y responsabilidades de la inteligencia artificial.
Colaboración: Emilio Vegas, fundador de Emiliusvgs, plataforma más grande en habla hispana sobre realidad aumentada. Especialista en Growth Hacker en una de las empresas líder del país.