La historia de Abel Cruz empieza con una infancia marcada por la escasez de agua en la colina de Echarante, Cusco. Por ello, desde los 7 años, empezó su curiosidad de cómo contribuir a su comunidad.
Sin embargo, lo que comenzó como una simple curiosidad pronto se convirtió en una revelación, pues descubrió que la neblina sería una buena aliada que podía transformarse en una fuente de agua. Este descubrimiento marcó el inicio de un camino de más de 30 años dedicado a instalar «atrapanieblas» y a promover su uso en comunidades donde el agua sigue siendo un recurso escaso.
Conoce la historia de Abel Cruz, un líder de innovación social que logró impactar con su invento tanto nacional como internacionalmente.
Una infancia de desafíos
Abel creció en una colina de Echarante, provincia de La Convención, en Cusco un hogar humilde junto a sus padres y tres hermanos. Tenía una vida tranquila y sencilla en el campo, sin embargo, padecían por la falta de agua potable.
Por ello, desde los 7 años, Abel enfrentó una rutina desgastante: caminar diariamente al río para recolectar agua y llevarla 600 metros cuesta arriba. Esta experiencia lo marcó profundamente y sembró en él el sueño de llevar agua a su comunidad.
Sin embargo, las adversidades no se detuvieron. La vida de Abel fue marcada por la muerte de su madre, dejando a su familia en la pobreza extrema, obligando a Abel y sus hermanos a ser cuidados por su abuelo.
Tras finalizar la secundaria, con 20 años, migró a Lima con la esperanza de cambiar su estilo de vida, y sobre todo, para estudiar una carrera universitaria.
Sin embargo, el cambio no fue fácil, pues vivió en la casa de un pariente, pero en ocasiones lo tuvo que hacer en la calle. Una noche, mientras dormía en el Campo de Marte, le robaron todas sus pertenencias. Esto lo obligó a regresar temporalmente a Cusco.
En la década de los 90, Abel volvió a Lima y decidió quedarse. Consiguió empleo como mensajero en el despacho del abogado Javier Valle Riestra y logró ingresar a la Universidad Nacional Agraria de La Molina para estudiar ingeniería.
A partir de aquí, Abel empezó con la idea de desarrollar un «atrapanieblas» luego de que viera que en su casa se filtraba agua, debido a que las mallas raschel que cercaban su vivienda no solo delimitaban su espacio, también captaban lograban captar este recurso.
Cuando Abel notó cómo la neblina se acumulaba en el techo de eternit y las mallas raschel, decidió investigar. Para su sorpresa, descubrió que esas gotas de agua, al ser atrapadas y condensadas, podían ser recolectadas. Una noche colocó un balde de 50 litros bajo las gotas, y al amanecer, lo encontró lleno de agua cristalina. Así nació una idea que cambiaría vidas, logrando que el atrapanieblas se vuelva una tecnología sencilla, pero revolucionaria.
Este mecanismo utiliza paneles de malla de nylon para capturar la humedad del aire, canalizándola hacia reservorios capaces de recolectar entre 200 y 400 litros de agua al día. Lo más impresionante es que este sistema no requiere electricidad ni paneles solares, haciéndolo una solución ideal para comunidades vulnerables con acceso limitado a recursos.
El camino hacia este invento no fue sencillo. Abel recuerda que en aquellos años, la información no estaba al alcance de un clic. «No teníamos Google ni celulares como ahora; todo lo descubríamos escuchando radios como la BBC o emisoras locales». Su aprendizaje fue completamente empírico, basado en la observación y la curiosidad.
Con el pasar de los años, Abel logró que su invento no solo se vuelva un ejemplo de sostenibilidad, sino también de ayuda para cientos de familias que no cuentan con acceso al agua.
El atrapanieblas: Innovación que cambia vidas
Con la finalidad de seguir con su misión de esperanza, Abel Cruz encontró una forma se seguir luchando por aquellos que no contaban con este recurso. Por ello, desde el 2018, lidera el Movimiento Peruanos Sin Agua, una ONG que ofrece soluciones innovadoras para llevar agua de calidad a comunidades vulnerables, promoviendo actividades económicas y productivas en las zonas más necesitadas del país.
“La misión siempre ha sido clara: brindar esperanza a quienes más lo necesitan”. Esta visión logró impactar a más de 60,000 familias, beneficiando a cerca de 300,000 personas en Lima y regiones como Cusco, Ayacucho, Tacna, Arequipa, Moquegua, Apurímac y Huancavelica.
Sin embargo, este proyecto innovador llevó al ingenio de Abel Cruz a trascender fronteras. Pues su proyecto fue presentado en prestigiosos escenarios internacionales como el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y en países como Japón, Rusia, Corea del Sur y Estados Unidos. Además, desarrolló «atrapanieblas inteligentes» que aprovechan la fuerza del viento para maximizar la eficiencia de recolección de agua.
Por otor lado, la BBC de Londres destacó su labor en un reportaje en 2018, mostrando cómo este invento transformó la vida de miles de familias peruanas. Incluso, estos dispositivos fueron instalados en países como México, Bolivia, Colombia y Chile, demostrando su versatilidad y efectividad en diferentes geografías.
En el 2019, el proyecto dejó su huella en la literatura con la publicación del libro «El atrapanieblas, cazador de nubes«, escrito en colaboración con Jaime La Torre, escritor Piurano con obras publicadas en Estados Unidos y Perú. La obra relata la inspiradora historia detrás de esta propuesta, mostrando cómo la combinación de innovación y compromiso social puede cambiar vidas.
En 2021, Abel y el Movimiento Peruanos Sin Agua lanzaron el documental «El cazador de nubes», que narra el recorrido de su proyecto desde sus inicios hasta su impacto actual. Este material, disponible en su página de Facebook, fue estrenado simultáneamente en Perú, Chile y México, amplificando el alcance de su mensaje.
A pesar de no contar con apoyo estatal, la iniciativa de Abel fue sostenida gracias al respaldo de empresas privadas, permitiendo la instalación de aproximadamente 4,500 atrapanieblas hasta 2023. Ese mismo año, National Geographic Magazine documentó su trabajo en las zonas más vulnerables de Villa María del Triunfo, resaltando el impacto social de su proyecto en comunidades donde el agua era un sueño distante.
Inspiración para el cambio
Hoy, el cazador de nubes sigue llevando esperanza a los lugares donde el agua potable no es accesible. Además, logró conectar su invento con una nueva manera de ayudar a las familias. Pues transformó su implementación en una herramienta para el desarrollo integral, promoviendo la creación de biohuertos, jardines botánicos y sistemas agrícolas sostenibles.
Gracias a estas iniciativas, las familias de la comunidad de Pomacocha comenzaron a cosechar alimentos como lechugas, habas y alverjas, mejorando su seguridad alimentaria y calidad de vida.
Por otro lado, Abel espera colocar cerca de 500 atrapanieblas instalados este 2024. Mientras que para el próximo año, proyectan entre 2,000 y 5,000 nuevas unidades, tanto a nivel nacional como internacional.
Reconocimientos que avalan su impacto
El alcance y la innovación del proyecto fueron ampliamente reconocidos en la región. Entre los galardones destacados están:
- Premio CEMEX-Tec (México): Finalista en 2017, gracias a su contribución al desarrollo sostenible en Latinoamérica.
- Desafío Google Org: Segundo lugar en el concurso regional de 2017, por su destacada innovación social junto a su ONG Peruanos Sin Agua.
- Fundación Ashoka: En 2019, esta fundación eligió a Abel Cruz y Peruanos Sin Agua para integrarlo a su comunidad global de emprendedores sociales, reforzando su posición como un referente en soluciones sostenibles.